La prueba de fuego de la movilidad

Hay que valorar su valentía, pero los efectos reales de la 'solución' del equipo de Cuenca al transporte urbano están por evaluar

La manera más fácil de perder unas elecciones es cabreando a los ciudadanos. Es de manual. A ningún político se le ocurre subir los impuestos en un escenario de cuenta atrás electoral, afrontar obras de envergadura que se conviertan en un suplicio para los vecinos ni trastocar más de lo razonable el marco de convivencia. Aquí entra de lleno la movilidad. El equipo de gobierno de Torres Hurtado (PP) casi se jugó el tercer mandato con la gran transformación del transporte público que supuso la LAC -ganaron por la mínima, tuvieron que pactar con Ciudadanos para sostener el bastón de mando y terminaron siendo desalojados del gobierno por las denuncias de corrupción por el caso Nazarí- y ahora son los socialistas los que pondrán a prueba su modelo y su fortaleza en la Plaza del Carmen con el nuevo mapa de movilidad que empezará a funcionar a partir del próximo lunes.

El equipo de Paco Cuenca tendrá el verano para realizar los ajustes necesarios y más de medio año para absorber las disfunciones que pueda ocasionar. De entrada, tienen cierto margen de reacción ante un proyecto en el que, por un lado, hay que reconocerles que supone el cumplimiento de una parte importante de su programa de electoral y, por otro, cierta valentía en la gestión municipal al afrontar el tremendo desafío que supone la movilidad en una ciudad histórica y patrimonial tan compleja como Granada.

Los efectos de su solución, sin embargo, están por evaluar. Es evidente que la puesta en marcha del Metro exigía una reformulación de todo el mapa de transporte urbano -el propio PP lo tenía previsto- pero cambiar letras por números, apelar a la nostalgia recuperando las viejas líneas, cambiar el azul por el rojo en los autobuses y suprimir la LAC si supone una pérdida de frecuencias puede ir más encaminado a forzar un plan de maquillaje con cierto efectismo electoral que a dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos.

Bajo las directrices de la concejal Raquel Ruz, el Ayuntamiento lleva meses intentando consensuar el plan con los grupos de la oposición, con los colectivos más afectados y con los barrios; y son reseñables todos los cambios que se han realizado en los últimos meses para intentar responder a las peticiones vecinales intentado, además, que no haya una ciudad de primera y otra de segunda en cuanto a movilidad. El transbordo gratuito entre autobuses y Metro es, al mismo tiempo, un éxito indiscutible del equipo de Cuenca. Queda por ver, sin embargo, el impacto real de las nuevas líneas circulares, la efectividad de la extensión de la vieja LAC y los beneficios reales de la interrelación con el Metro. Si nos encontramos ante (otro) intento fallido o en un paso decisivo para avanzar hacia una ciudad más amable y habitable.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios