Cájar, tranquilidad al pie de la Sierra
La granada del siglo XXI
La localidad, con una extensión de sólo 2 kilómetros cuadrados, ha alcanzado una población de más de 4.000 habitantes
A pesar de tener una extensión de tan sólo dos kilómetros cuadrados, la población de Cájar ha ido creciendo de forma muy acusada, especialmente a finales de los años noventa y principios del siglo XXI, situándose en un censo de más de 4.000 habitantes.
La entrada al pueblo, localizado en la Vega granadina y limítrofe con La Zubia, Monachil y Huétor Vega, da una idea de lo que fue y lo que es actualmente esta pequeña localidad, en la que las nuevas construcciones han ido variando el paisaje a marchas forzadas y han causado un cambio sorprendente entre las calles centrales y las afueras del municipio.
Situado a las faldas de Sierra Nevada, Cájar se convirtió para muchos granadinos en un enclave ideal para establecer su residencia, ofreciendo la tranquilidad de un pueblo y las comodidades de situarse muy cerca de otros núcleos urbanos que ofrecen a los habitantes la posibilidad de acceder a cualquier tipo de servicio. No obstante el aumento de población ha hecho también crecer los comercios en el municipio que ha tenido que ir adaptándose a una nueva situación.
La capital se sitúa a sólo 6 kilómetros, lo que le da un atractivo añadido. A pesar de todo desde el pueblo tratan de "acoger" a todos los nuevos vecinos, huyendo, como ocurre en casi todas las localidades del Área Metropolitana, de convertirse en una ciudad dormitorio. Y es que el objetivo es que los nuevos cajereños no sólo vivan en el pueblo, sino que disfruten de sus calles y de sus gentes y acaben formando parte de él.
El crecimiento urbanístico, además de aumentar la población, se convirtió al mismo tiempo en uno de los motores económicos más importantes del municipio. Como ha sucedido en muchos otros puntos de la geografía española la agricultura, que en años anteriores tuvo gran relevancia, fue dejándose poco a poco en el olvido y la construcción se situó en un lugar privilegiado en la economía cajareña. Ahora la coyuntura económica ha provocado también un pequeño parón, aunque las viviendas de nueva construcción siguen apareciendo a izquierda y derecha de la entrada al pueblo.
Junto a las obras los más mayores pasean y comentan, entre amigos, como ha ido cambiando el paisaje de la localidad y cómo donde antes crecían las hortalizas ahora surgen, ladrillo a ladrillo, las nuevas casas.
Aún así son muchos los cajereños que conservan en sus viviendas pequeños huertos con los que se autoabastecen.
Ahora además, las iniciativas empresariales son más valoradas que nunca y los pequeños negocios familiares suponen también una importante fuente económica para el municipio.
A través de las calles, tranquilas y estrechas, se respira el sosiego, el silencio que provoca la ausencia de un tráfico intenso y la amabilidad de unos vecinos cada vez más acostumbrados a acoger a personas de fuera. Entre los atractivos que destacan sus vecinos están además de sus calles y plazas, la gastronomía y los platos y tapas que se pueden degustar en muchos de sus bares y que especialmente durante los fines de semana invitan a muchos visitantes a acudir a la localidad para pasar el día.
Por su parte el alcalde del municipio, Fidel Prieto, señala como principales proyectos de futuro en el municipio de Cájar: la apuesta por la mejora de las infraestructuras con la intención de ofrecer a los habitantes más y mejores servicios y una oferta de actividades más amplia, así como unos accesos más adecuados que contribuyan de forma positiva al tránsito de la localidad.
Poco tiempo se necesita para recorrer a pie este pequeño pueblo que ha sabido conservar sus encantos y atraer a muchas personas que han encontrado en este rincón situado en la Vega granadina el lugar ideal para vivir y para ver crecer a sus hijos, mientras salen a jugar en unas calles, en las que aún se pasea.
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