En Benalúa de Guadix y Fonelas

Hallados los restos de una necrópolis megalítica y un poblado prehistórico en Granada

  • Cultura controla desde el primer momento el desarrollo de los trabajos para establecer el alcance de los hallazgos

Fonelas, uno de los municipios en los que se han hallado restos prehistóricos.

Fonelas, uno de los municipios en los que se han hallado restos prehistóricos. / R. G.

La provincia de Granada vuelve a ser foco del interés científico. La Delegación territorial de Cultura y Patrimonio Histórico ha determinado dos hallazgos singulares que permitirán, posiblemente, escribir un nuevo capítulo sobre el modo de vida de las sociedades prehistóricas. A falta de trabajos más minuciosos que determinen el alcance real de los hallazgos, el delegado territorial, Antonio Granados, ha confirmado el descubrimiento de una necrópolis megalítica en el término municipal de Benalúa de Guadix y lo que se ha interpretado como un poblado de la época calcolítica en Fonelas. No ha trascendido la ubicación de los hallazgos con el fin de proteger los vestigios de posibles sustracciones de elementos de interés, una práctica que supone un auténtico peligro para estos vestigios. De hecho, los técnicos de la delegación de Cultura que han podido analizar los restos han establecido que, presumiblemente, la necrópolis megalítica de Benalúa de Guadix ya ha sido objeto de expolio.

Los dos puntos son objeto de estudio en estas semanas para determinar tanto el valor de los hallazgos como las posibilidades que se abren a partir de ahora en relación con su protección. Granados explicó que desde que se tuvo conocimiento de los hallazgos el proceso “se controla desde Cultura desde el primer momento” y se trabaja en “la titularidad del bien y la afección”.

Por delante queda todo el proceso para analizar los vestigios y establecer conclusiones, una tarea que, por la experiencia con otros yacimientos del sur peninsular ya investigados, puede dar para “varias décadas”, según el profesor titular del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada la Universidad de Granada (UGR), Gonzalo Aranda, autor principal de trabajos científicos como el que demostró que las sepulturas megalíticas no solo eran lugares de enterramiento, sino que también era habitual desenterrar los restos óseos para su uso en otras prácticas sociales. Aranda –que participa en la excavación en la necrópolis megalítica de Panoria, en la localidad de Darro– explica que la época calcolítica –en la que en un principio se fija la época del poblado de Fonelas– se desarrolló hace unos 5.000 años. En concreto, se extiende entre el 3.000 y el 2.200 antes de Cristo.

“Estos poblados –explica el investigador– se sitúan en zonas amesetadas, cercanas a ríos”. Los asentamientos cuentan con un urbanismo caracterizado por cabañas de planta circular u ovalada, levantadas sobre un zócalo construido habitualmente en piedra.

Dentro de las cabañas se desarrollaba parte de la rutina diaria de los pobladores. Eran agricultores y ganaderos, y la realización de estas actividades suele ir acompañada de ciertos elementos. Así, en las cabañas había hogares en los que cocinar los alimentos. Los poblados también tenían zona para la molienda, en la que se procesaba el cereal. Una vez que se conseguía la harina, era preciso su almacenaje en vasijas, lo que da la clave de la presencia de actividad cerámica –con todos los elementos necesarios para su desarrollo– y, además, en poblados de esta época ya descubiertos se han hallado zonas de bancos, añade Aranda, en los que “presuponemos” que los habitantes de los poblados descansaban. Asimismo, existían telares, que han quedado registrados gracias a la presencia de pesos de forma circular y con un agujero que permitían tensar los hilos.

Estos asentamientos se levantaron en un momento de “desarrollo demográfico”. En el periodo calcolítico “se consolidan la agricultura y la ganadería”, afirma Aranda. En cada cabaña, según los científicos, residiría una familia, o puede que un núcleo familiar se extendiera entre varias de estas construcciones. Los poblados serían en cualquier caso habitados por “unos pocos centenares de individuos”, arguye Aranda, que destaca que el asentamiento almeriense de Los Millares es un caso “único” al contar con un millar de habitantes. Lo normal es que la ratio de individuos que formaban el poblado estuviera limitado a unos pocos centenares de personas.

Sobre la presencia de estos poblados en la provincia de Granada, el investigador detalla que sí se tiene constancia de la existencia de varios, pero “son pocos los excavados” hasta la fecha. Sobre las necrópolis, Aranda destaca que son elementos de la prehistoria “que mejor conocemos”. Granada cuenta con una presencia destacada de elementos megalíticos asociados a enterramientos, – “Una de las mayores de Europa”– construcciones pensadas para perdurar en el tiempo. Ahora el mapa provincial de necrópolis megalíticas podría completarse con el hallazgo de Benalúa de Guadix, aunque Cultura reconoce que los restos han sido expoliados.

La zona del Altiplano de la provincia es especialmente prolífica en este tipo de construcciones. Según el investigador de la UGR, en ocasiones están vinculados a poblados, pero no siempre es así. En este sentido destaca el caso de Panoria, en Darro, donde se tiene constancia de que la necrópolis fue usada como lugar de enterramiento durante un periodo de 1.000 años, entre el 3500 y el 2500 a.C., entre el final de Neolítico y el comienzo del calcolítico. “Fue un lugar de referencia, en el que se producían enterramientos, que perdura más tiempo que los asentamientos” que pudo haber en la zona.

Con todo por desvelar en los nuevos puntos de interés de Fonelas y Benalúa de Guadix, es pertinente recordar enclaves como el Cerro de la Encina, en Monachil, que fue ocupado de forma ininterrumpida durante diez siglos y en el que destaca, por su relevancia arqueológica, historiográfica y patrimonial, la época argárica. También es de singular relevancia el trabajo investigador en Orce y Galera, además de enclaves como la Piedra del Letrero, en Huéscar, donde se han hallado pinturas rupestres, relacionadas con el periodo calcolítico y que fueron descubiertas en 1915 por Federico de Motos, miembro de la Real Academia de la Historia y un pionero en el desarrollo de la arqueología.

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