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TVE estrena 'Intemperie', el 'western' español de Benito Zambrano rodado en el Geoparque de Granada

  • Galera, Orce, Huéscar o la Puebla de Don Fadrique son algunos de los escenarios

TVE estrena 'Intemperie', el 'western' español de Benito Zambrano rodado en el Geoparque de Granada

TVE estrena 'Intemperie', el 'western' español de Benito Zambrano rodado en el Geoparque de Granada

La 1 de Televisión Española acaba de estrenar en su programación y ha incorporado a RTVEPlay Intemperie (2019), una película de Benito Zambrano rodada en Galera, Orce, Huéscar y la Puebla de Don Fadrique, escenarios del Geoparque de Granada. El director sorprendió en su cuarto largometraje con una cinta que cabalga entre el western, los viajes iniciáticos y el lado más oscuro del alma humana.

Intemperie es una historia de cortijos y campo, de tierras agrietadas, sequía y crueldad. Adaptación a la gran pantalla de la novela hómonima de Jesús Carrasco, esta película, ambientada en la España de los años 40, no es un relato más de nuestro cine sobre la postguerra. Ni su mirada, ni su estética, ni sus personajes siguen las líneas marcadas desde hace años por la filmografía española. 

En esta película hay una verdad sobre la realidad de miserias económicas; historias de criados casi en estado de esclavitud y el caciquismo que se vivió en Andalucía después del 36. Miseria de clase y sobre todo abusos de poder y hasta pederastia que Zambrano muestra sin sentimentalismos, con crudeza y haciendo un ejercicio de cine muy poderoso. "Es un thriller que nos habla de una España que prácticamente no hemos visto en el cine", cuenta Pedro Gordon, productor de la película.

Intemperie nos sitúa en lo más profundo del sur de una comarca rural arrasada por la miseria, un niño (Jaime López) escapa de un capataz (Luis Callejo) que encarna la maldad absoluta. El crío encontrará a un pastor-sabio y al margen de la sociedad (Luis Tosar)- que le ayudará en su huida por un paisaje sediento donde se mastica la violencia.

“Yo procedo del mundo rural, he trabajado en el campo de niño y me atrae el tema de las miserias humanas que se desarrollan con la pobreza. Sin desvelarte mucho, te diré que me interesa de alguna forma la denuncia que tiene que ver con los abusos de poder y entre las personas”, asegura Zambrano que irrumpió con voz intimista en el cine español con la conmovedora Solas (1999), que ganó cinco goyas.

Un mensaje contra la violencia

Intemperie se vertebra como un triángulo entre el bien, el mal y la inocencia. Frente a la espiral del miedo emerge la dignidad total del pastor que siembra en el niño la capacidad de perdonar. Un bálsamo pacifista y didáctico para curar heridas. Y una esperanza que se opone a una realidad amarga.

“Existe mucha gente que tiene sentido de bondad y de solidaridad sin haber ido a ninguna escuela. Son casos como el del pastor que le transmite al niño una actitud honesta de respeto a la vida y a los muertos. Y un crío que viene destrozado por dentro tiene que aprender de él. Intenta mandarle un mensaje positivo: que no se pase su vida odiando porque a la víctima le destroza tanto el daño hecho como el odio que siente”, analiza Benito Zambrano con la palabra un tanto quebrada.

Un western en campo español

El pastor verá atravesada su coraza al conocer a este niño en una relación casi de padre e hijo ante la adversidad, con reminiscencias claras de la novela La carretera de Cormac McCarthy, pero en un western en un campo español abrasado por la sequía (rodaron en pleno desierto andaluz). Una intemperie exterior e interior.

“Este crío que trae consigo una historia muy dura también trae algo de calidez. Es algo muy humano a lo que el pastor ya no está acostumbrado. Y le llega en esta etapa crepuscular de la vida y la ilumina aunque son antagónicos”, añade Luis Tosar (Quién a hierro mata) sobre la unión entre la pareja de personajes.

Para Benito Zambrano, la cinta también recoge el guante de la revisión del pasado reciente: el de la España sumida en el analfabetismo y la sumisión desde el siglo XIX a bien entrado el XX. Y el drama de la guerra civil, la posguerra y sus venganzas que emerge en la cartelera con otras dos apuestas de calado: Mientras dure la guerra de Alejandro Amenábar y La trinchera infinita de Jon Garaño, Aitor Arregi y Jose Mari Goneaga.

“Creo que hay muchas cosas de la historia de nuestro país que se deben de contar. No solo hablo de memoria histórica pero es que a veces parece que nos cuesta mirar atrás. (...) De familias viviendo en la pobreza absoluta no hace tanto tiempo. La novela rural de Miguel Delibes sí que lo ha contado pero el cine contemporáneo no tanto. Y hay que devolver la mirada a lo que ha sido este país y lo que somos porque también somos un país muy rural”, explica el realizador.

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