Costa

Los chiringuitos y la hostelería de la Costa de Granada se preparan para Semana Santa con incertidumbre e ilusión

  • Señalan que, pese a ser pronto para hacer predicciones, se espera una buena Semana Santa en los negocios

  • Aseguran que la primera semana del paro indefinido se sufrió más la falta de abastecimiento

  • Algunos chiringuitos sólo abren los fines de semana para no quedarse sin producto

Las frituras de pescado, raciones de pulpo a la brasa o jibia a la plancha no han dejado de circular durante todo el fin de semana por las mesas de los distintos chiringuitos, bares y establecimientos hosteleros en general de toda la Costa de Granada. Ya han pasado dos semanas desde que se iniciase el paro indefinido del transporte por carretera y una semana, a excepción de varias salidas de barcos desde el Puerto de Motril, de los pescadores, y eso repercute en cierta manera en el producto que llega hasta los locales, pero las ganas de salir y disfrutar del ambiente costero de los vecinos y visitantes hace que los responsables de los distintos comercios busquen a proveedores que les asegure, en la medida de lo posible, la mercancía para seguir dando el servicio. No a todos afecta por igual. La falta de pescado fresco procedente de la lonja de Motril agudiza el ingenio y hace que, pese a la incertidumbre imperante, tengan las ilusiones puestas en la próxima gran fecha: la Semana Santa.

A pesar de que aún quedan cerca de dos semanas, la mayoría de los establecimientos se preparan con la incertidumbre planeando a su alrededor y siguiendo de cerca la última hora de la actualidad. Las dificultades vividas durante la pandemia, la crisis de Ucrania, el paro indefinido del transporte, la huelga de los pescadores y las últimas condiciones climatológicas adversas resienten a buena parte del sector que intenta sortear los distintos obstáculos.

"La Semana Santa aún queda un poco lejos, seguimos pendientes de ver como se soluciona la falta de abastecimiento que están sufriendo algunos negocios con el paro indefinido del transporte, y las previsiones meteorológicas también jugarán un papel importante", explica a Granada Hoy el presidente de la asociación de Chiringuitos y Empresarios de Playa de la Costa Tropical, Francisco Trujillo, quien reseña que este fin de semana la afluencia de clientes ha sido "un poco más floja de lo normal para la época en la que estamos, pero es cierto que mejor que años atrás con la pandemia".

La huelga del transporte se refleja en los chiringuitos. Trujillo asegura que estas dos últimas semanas se ha notado menos movimiento, y la escasez de productos ha sido evidente. "No podemos decir que no haya, pero si hay escasez, no hay variedad donde elegir y cada vez va quedando menos porque se va gastando lo que había en los almacenes y es en lo que estamos ahora mismo, luchando por conseguir o asegurar ciertos productos".

Además, asegura que algunos chiringuitos de la zona que en estas fechas empezaban a abrir todos los días, están retrasándolo y dan servicio únicamente los fines de semana, y la previsión es que sigan así mientras no se solucione el paro del transporte.

Dos personas disfrutan de una fritura de pescado en el bar El Pulevas de Motril Dos personas disfrutan de una fritura de pescado en el bar El Pulevas de Motril

Dos personas disfrutan de una fritura de pescado en el bar El Pulevas de Motril / Alba Feixas

Por su parte, el presidente de la Asociación de Hosteleros (ADEHOS), Juan García, señala que la bajada de afluencia ha sido generalizada para todos los negocios, en parte por la desinformación y el miedo generado a los clientes tras escuchar que no había pescado. "Si hay pescado, trabajamos con producto de cercanía donde los proveedores se desplazan hasta mercados cercanos como Adra (Almería) o Caleta de Vélez (Málaga) donde algún barco sale. El 70% de la flota está amarrada, pero hay un 30% de barcos que están saliendo desde distintos puntos, por lo que no hemos tenido ningún problema".

García reconoce que hay días en los que ciertos productos son más difíciles de conseguir o directamente no se encuentran, pero "para tener un restaurante de pescado y marisco abierto hay producto".

Y señala que en cierta medida el sobre exceso de información les afecta. "Me han llamado clientes que no sabían si venir o no porque pensaban que no teníamos pescado para abrir, se ha dicho mucho que el pescado no está llegando y la gente piensa que no podemos dar el servicio". Apunta que más que falta de suministro han notado el encarecimiento de algunos suministros, "el aceite de girasol que se usa habitualmente para las frituras ha subido un 100%, si antes costaba 40 ahora está en 80. Hay producto, pero tienes que buscarlo".

La vitrina de un restaurante de la Costa con producto La vitrina de un restaurante de la Costa con producto

La vitrina de un restaurante de la Costa con producto / Alba Feixas

La incertidumbre del abastecimiento

No todos consiguen abastecerse por igual, pero intentan servir el producto disponible y satisfacer al cliente. Manolo Carrascosa, propietario del restaurante Kisquilla de Motril, indica que estás últimas semanas han sido complicadas y "es inevitable no tener incertidumbre de pensar en lo que pueda llegar". Explica que tras 12 años regentando varios negocios, "esta es la primera semana que un proveedor de bebidas carbonatadas no me ha podido asegurar el pedido y, de hecho, no nos han llegado. Dentro de lo que cabe tenemos suministros porque viendo lo que se venía intentamos llenar el almacén todo lo que pudimos, pero es la primera vez que un proveedor me dice que no pueden traer algo".

Carrascosa, especializado en pescados y mariscos, asegura que no han llegado al extremo de no poder abrir el negocio por falta de género, aunque si han tenido que explicar a los clientes que algunos productos no pueden servirlos de momento, "tenemos que agradecer la confianza y la comprensión de todos los que se acercan porque ante algunas faltas, siempre buscan alternativas".

"El mayor problema es la incertidumbre, el no saber si esta semana vas a poder comprar ciertas cosas o no, si vas a poder abrir o vas a tener que cerrar, el gran problema que tenemos es el miedo a no saber qué haremos mañana, y el problema es que ahora mismo no se le ve un fin al problema".

Pedro Ruiz, del Chiringuito La Bahía de Salobreña, apunta que la primera semana de la huelga del transporte si hubo una mayor incertidumbre por falta de abastecimiento, de hecho "nosotros compramos algunos productos en mayor cantidad durante esa primera semana por lo que pudiera pasar, como leche o cerveza, o incluso tuvimos que traer pescado de Italia, pero ahora no tenemos ese problema porque hay varios puertos en España que están saliendo a faenar y nos estamos abasteciendo de ellos".

Con la vista puesta en la Semana Santa, el presidente de ADEHOS, Juan García, indica que se trata de una fecha que los negocios de hostelería tienen bien marcada en el calendario, aunque augura que será buena, "incluso en la crisis de 2008 y 2011 lo fue, puede haber un poco más de afluencia o un poco menos, pero siempre es buena". Y añade que tras 40 años en el negocio no conoce una Semana Santa que haya sido mala, y que lo que realmente marca el punto de inflexión son las condiciones climatológicas, "eso no lo podemos controlar ni prever".

Las protestas continúan

Mientras la actividad vuelve poco a poco a los negocios de la hostelería, los transportistas continúan su lucha y anuncian nuevas movilizaciones ante la falta de acuerdo con el Gobierno. Tras dos semanas no piensan tirar la toalla y se siguen concentrando en las inmediaciones de Mercagranada o de distintas cooperativas. De hecho, este domingo un grupo de algo más de medio centenar de transportistas y agricultores se han manifestado por las inmediaciones del polígono de Juncaril, y avisan de que están preparando varias marchas más por el centro de la capital. 

Movimiento que aún está por concretar debido a la prohibición por parte del Ayuntamiento de Granada de acceder a los vehículos de más de 3.500 kilogramos de Masa Máxima Autorizada (MMA), cabezas tractoras de camiones y vehículos especiales. Aunque aseguran que si es necesario utilizarán sus vehículos particulares o marcharán a pie. 

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