Del silencio a la primera plana

Cristina Valdivieso. Periodista Grupo Joly

Evolución de la información sobre salud

28 de septiembre 2025 - 05:01

Cristina Valdivieso

Nunca pensé que escribir sobre salud me colocaría en el centro de la actualidad informativa. Durante años, la información sanitaria fue considerada una sección especializada, casi de nicho, donde los temas solían moverse entre la prevención, las campañas institucionales o la cobertura puntual de avances médicos. Todo eso cambió en 2020, de la noche a la mañana, la salud se convirtió en el tema central de la conversación pública. La pandemia de Covid-19 alteró, no sólo la vida de millones de personas, sino también las dinámicas del propio periodismo.

Recuerdo con nitidez el momento en que cogí las riendas de la información sanitaria en Diario de Sevilla. Al principio, se trataba de seguir los datos que llegaban desde Asia con cierta distancia. Pero, en cuestión de semanas, lo que parecía una amenaza lejana se convirtió en el epicentro de nuestra agenda informativa. Y, de pronto, la sección de salud ya no era una más: era la sección. Las cifras de contagios, las medidas de restricción, la presión hospitalaria, los protocolos… eran nuestra nueva rutina.

Como periodista, viví una transformación profesional y personal. Pasé de explicar campañas de vacunación contra la gripe a escribir cada día sobre tasas de incidencia, camas UCI o ensayos clínicos. Aprendí de urgencia a hablar con epidemiólogos, virólogos, intensivistas, gerentes hospitalarios... Y, sobre todo, entendí el valor de traducir lo técnico a un lenguaje que pudiera salvar la distancia entre el conocimiento experto y la ciudadanía preocupada.

Informar en medio del miedo colectivo fue una responsabilidad enorme. Había que ofrecer certezas sin simplificar en exceso ni tampoco exagerar o alertar. Y en medio de ese vértigo, el periodismo sanitario fue cobrando una visibilidad inédita. Lo que antes apenas ocupaba un pequeño espacio, ahora abría portadas, noticieros y debates políticos. La salud dejó de ser un asunto sólo médico para revelarse como un asunto social, económico y profundamente humano.

Aprendí que no hay preguntas tontas cuando se trata de salud pública, y que admitir que no sabemos algo es más honesto que llenar los vacíos con suposiciones.

Recuerdo vívidamente la primera rueda de prensa en la sede de la Consejería de Salud, con la doctora Inmaculada Salcedo, nombrada portavoz del Comité de Expertos de Andalucía. Todo era nuevo y la información, en cierto modo, poco precisa. Sevilla se convirtió en el centro de la noticia.

Aquella rueda de prensa no sólo informaba del primer contagio detectado en la provincia tras varios casos descartados en unos días de infarto, informativamente hablando. El de Sevilla se convirtió en el primer caso de coronavirus autóctono, es decir, el virus ya estaba dentro de nuestro territorio y los contagios no tenían que venir de fuera. Era cuestión de tiempo que el número de afectados se disparara, como así pasó.

A partir de ahí, fueron meses de jornadas interminables, con las redacciones vacías por las restricciones y la información cambiando a cada hora. Pero también fueron meses de aprendizaje intenso y de contacto directo con una sociedad que pedía claridad, rigor y empatía. A veces, los testimonios más duros no llegaban de los expertos, sino de familiares que habían perdido a alguien, o de sanitarios exhaustos que no daba abastos en hospitales saturados.

En lo personal, fue un proceso de exposición inesperada. Tengo que agradecer que ese trabajo incansable fuera reconocido por entidades sin ánimo de lucro que me otorgaron unos premios que recibí con orgullo, pero que sentí como un homenaje colectivo a tantos compañeros que desde las redacciones improvisadas en casa de la noche a la mañana pusimos todo nuestro empeño en informar con veracidad y humanidad.

Hoy, la pandemia ha dejado de ocupar titulares, pero no ha desaparecido su legado. La salud se ha consolidado como un tema central en la conversación pública, y el periodismo sanitario ha ganado un espacio que ya no debería perder. La pandemia nos dejó muchas cicatrices, pero también nos dio una lección clara: la salud no es un tema sectorial, es un tema humano, transversal, profundamente político. Y contarla bien es, ahora más que nunca, una responsabilidad colectiva. Seguimos informando sobre listas de espera, salud mental, vacunas, enfermedades crónicas, investigaciones y avances médicos con la certeza de que contar bien la salud es contribuir a una ciudadanía más consciente y más fuerte.

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