Patrimonio

Francisco Heredia, un maestro artesano que trabajó para las cofradías

  • Hermano de la cofradía de Los Escolapios, se jubila tras 36 años de carrera y haber realizado, entre otras obras, el paso del Cristo de la Sangre y el de la Meditación, en los años ochenta

Toda una vida de esfuerzo, trabajo y dedicación se coronan este Miércoles Santo, 27 de marzo de 2024. Y es que después de treinta y seis años al pie del cañón, el maestro Francisco Heredia, artesano granadino dedicado a la taracea, echará la persiana al taller de la Plaza de la Aurora, en Armilla, donde ha pasado toda una vida. De sus manos han salido varios centenares de miles de souvenirs de una de las tradiciones artísticas más genuinas de nuestra tierra y que quienes vinieron hasta Granada quisieron llevarse de recuerdo hasta cualquier rincón del planeta. También algunas de las obras, de feliz memoria, que forman parte también de la historia de la Semana Santa de Granada. 

Ha llovido desde que inició su andadura en esta profesión. "Terminé el colegio y empecé a trabajar a los once años, entrando como aprendiz en un taller. Estuve trabajando en varios talleres, con el maestro Luis Fernández o con Jacinto Juárez, hasta que en 1988 decidí independizarme y crear mi propio taller. Y desde entonces he estado trabajando en la taracea", comenta Francisco Heredia.

Es, sin duda, uno de los últimos maestros de este arte milenario que ha sido capaz de sobrevivir en el tiempo. Una tradición artística que Granada aprendió de la cultura andalusí, que resistió a los envites de la castellanización del siglo XVI, y que se adaptó a los signos de los tiempos, cambiando su repertorio decorativo pero no la maestría y el talento de las incrustaciones de madera. Así, hasta el día de hoy, donde la taracea supone uno de los últimos reductos de la artesanía granadina. ¿Muere un pedacito de ésta con la jubilación de uno de sus últimos maestros?

Francisco Heredia se muestra optimista: "No creo que sea uno de los últimos, porque hay más talleres en Granada, pero sí es cierto que el futuro de la taracea sea muy distinto al que hasta hoy hemos conocido. Seguramente, a partir de ahora las técnicas tradicionales se irán perdiendo, y todo el trabajo hecho a mano se irá industrializando".

Cajas de taracea, cuadros, tableros de ajedrez, costureros, mesitas de fumador... y hasta capillitas viajeras, con la imagen del Perpetuo Socorro. Estos son algunos de los bienes muebles que el maestro Heredia ha sido capaz de crear. Pero la Semana Santa granadina también sabe de su trabajo y de su oficio. "Muchas cofradías me han llamado para que les trabaje, especialmente para detalles y recuerdos de taracea de las mesas de póstula. He hecho cuadritos con imágenes y también imanes de taracea". Sin embargo, también hay quienes han apostado por trabajos de mucha envergadura: "Cuando trabajaba con Luisillo [Luis Fernández] estuvimos trabajando mucho para La Universitaria. Hicimos las varas de escolta que llevaban en el cortejo, y quizá lo más representativo que fueron los dos pasos de taracea que hicimos: el paso del Cristo de la Sangre y el del Señor de la Meditación, uno con decoración de estrellas, más tradicional, y el otro con motivos de cintas".

De esos trabajos a día de hoy solo queda el recuerdo, puesto que hace ya casi dos décadas que desaparecieron de la imagen de la Semana Santa. Sin embargo, sí viven alguno de sus encargos más recientes y contemporáneos, aquellos que algunas hermandades le han confiado como apuesta por el sello y las reminiscencias granadinas. Así, Francisco Heredia recuerda cómo "la Hermandad de la Concepción me llamó hace unos años para pedirme que realizara algunas piezas de taracea para el paso del Amor y la Entrega. En la canastilla hay algunos detalles, como dos grecas que enmarcan la talla o el fondo de las columnas".

Paso del Cristo del Amor y la Entrega, de la Hermandad de la Concepción Paso del Cristo del Amor y la Entrega, de la Hermandad de la Concepción

Paso del Cristo del Amor y la Entrega, de la Hermandad de la Concepción / Photographerssports (Granada)

Otros trabajos, aún viven el sueño de la madera. "Me jubilo, pero aún me queda por entregar mi último trabajo como artesano: una cruz de capilla para el Señor de la Amargura, de la Hermandad del Vía Crucis. Aunque lo hablamos hace unos meses, en Cuaresma me entregaron las medidas de la cruz y ahora me ponerme con ella y darle forma. Esa es quizá una de las cosas que siempre me han gustado de la taracea: coger la madera y, desde cero, ir dándole forma, ir decorando con las piezas, cortadas a mano, hasta completar todo el proceso, solo a falta del barniz", asegura Heredia.

De Córdoba a Almería, pasando por Málaga y por Granada. Esas son algunas de la ciudades por las que la artesanía de este maestro de la taracea ha venido pasando en las últimas décadas. Tras una vida de trabajo, pone punto y final. Últimas motas de serrín sobre la ropa, ahora sólo falta quién sepa coger el testigo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios