Así ha quedado Nuestra Señora del Amor y del Trabajo tras su restauración
La Parroquia de San Juan de Letrán acoge una Solemne Veneración Extraordinaria con motivo de la Reposición al culto de la Sagrada Imagen
Reposición al culto Nuestra Señora del Amor y del Trabajo: Veneración Extraordinaria y Santa Misa de Acción de Gracias
La Hermandad de los Ferroviarios ha compartido, a través de sus redes sociales y vías de comunicación oficiales, unas fotografías que revelan el resultado final de la restauración. Se presenta la Sagrada Imagen de Nuestra Señora del Amor y del Trabajo en el presbiterio del templo, expuesta en Solemne Veneración Extraordinaria para recibir a los granadinos, fieles y devotos.
Para tal ocasión, la Parroquia de San Juan de Letrán permanecerá abierta este viernes, 4 de julio, con horario matinal de 11:00 a 14:30 horas y de 17:30 a 20:30 horas. Se celebrará una Santa Misa de Acción de Gracias en honor a Nuestra Señora del Amor y del Trabajo, ocupando la Sagrada Cátedra el Rvdo. P. D. Antonio Jesús Pérez Martínez, consiliario de la Hermandad de los Ferroviarios. Al término, tendrá lugar una conferencia en el templo que, impartida por los restauradores, analizará la intervención a la que ha sido sometida la Sagrada Imagen.
¿En qué ha consistido la intervención?
La restauración de una valiosa imagen ha culminado con una intervención integral que ha abarcado dos aspectos fundamentales: el refuerzo estructural y el minucioso tratamiento de sus policromías. En el ámbito estructural, se ha trabajado en la estabilización del faldón de la imagen mediante la aplicación de bandas de lino encoladas en las uniones internas, afianzando los tableros que lo componen. Asimismo, se ha corregido una deformación en la peana, cerrando una abertura con un listón de madera de pino e incorporando dos pletinas de refuerzo en el reverso para asegurar su estabilidad, tal y como ha confirmado la Hermandad de los Ferroviarios a través de un comunicado oficial facilitado a los medios de comunicación.
El tratamiento de las policromías en el rostro y las manos implicó la eliminación de barnices oscurecidos por el paso del tiempo y la oxidación, así como la retirada de suciedad acumulada y reintegraciones previas cuyo color había virado. Tras esta limpieza, se aplicó estuco en grietas y pérdidas para nivelar las superficies, procediendo luego a reintegrar el color hasta alcanzar la tonalidad original. Durante este proceso de limpieza del rostro, un sorprendente hallazgo reveló la presencia de dos lágrimas que habían sido eliminadas en intervenciones anteriores; tras la corroboración fotográfica y la consulta con la cofradía, se decidió recuperar estas dos lágrimas perdidas y retirar una añadida, logrando una distribución más equilibrada y auténtica en la imagen, para finalizar con la aplicación de varias capas de barniz protector.
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