La juventud, desde los años 60, emergió con fuerza en las hermandades granadinas y, uno de los lugares donde más, es debajo de los pasos. Las cofradías encontraron una oportunidad perfecta para solucionar lo que hasta el momento era un quebradero de cabeza: la contratación de costaleros.
En 1979, surgió una cuadrilla comandada por Pepe Carvajal con la idea de no cobrar a las cofradías por sacar sus pasos, que se conoció con el tiempo como la Cuadrilla de la Santa Cruz. Después de un exitoso primer año, se vio mermada por algunas discrepancias en su junta de gobierno, produciéndose una división que da origen a dos cuadrillas de hermanos costaleros: la Victoria y la Misericordia —esta última, la cuna de la actual de los Favores—.
De este modo, el 15 de diciembre de 1979 se fundó la Cuadrilla de la Misericordia y se realizó el primer ensayo, fecha en la que se produce desde entonces la primera levantá de la Hermandad de los Favores. Con su creación, se solventaron los problemas de dos pasos de una hermandad presidida por el antiguo Hermano Mayor, Cayetano Hernández Fossati. La Semana Santa de 1980 fue la primera en la que se entró en acción y, muchas hermandades que aún no disponían de cuadrilla propia, se interesaron por sus servicios.
La trabajadera a hombro era el método de carga en estos años, y no es hasta 1981, cuando la cuadrilla de los Favores decide implantar el costal. Según el actual Capataz General de la Hermandad de los Favores, Alberto Ortega, hubo “una persona clave que es Pepe Carvajal, el que capitaneaba aquel grupo entre los que había costaleros como Juan Carlos Pérez Gamarra, Jaime Jiménez o Eduardo Carvajal” que mantenían amistad con capataces de Sevilla como Manolo Santiago y Luis León. “Entre los conocimientos de Pepe y lo que estos señores le enseñaron se llevó a cabo la implantación del costal”, señala Ortega, aunque “ello le costó la incomprensión del mundo costalero de la ciudad que le dio la espalda a la Cuadrilla de los Favores durante muchos años, acusándola de ir en contra de la tradición granadina”, añade.
Además de costalero, el ahora ex Hermano Mayor de la hermandad, Jaime Jiménez, subraya que, después de probar el costal “se vio que era más cómodo”, porque “el costalero trabajaba mejor y sufría menos al caer el peso directamente en la columna, ese fue el principal motivo” y, a pesar de las críticas, afirma que “mucha gente fue adoptando esta forma de trabajar”. Después de 40 años, Jaime cree que “el costal se ha consolidado y gozamos de una de las cuadrillas más poderosas de Granada ahora mismo” compuesta por los que en su día “fueron los niños”.
El capataz general, Alberto Ortega, subraya que “hay tres o cuatro cuadrillas en Granada que han sido un referente en la historia del ‘mundo’ costalero de Granada y que han influido de manera clara en el concepto que se ha fraguado del costalero en esta ciudad. Una de ellas es la de los Favores y creo que había que celebrarlo para sentirse orgulloso de nuestra historia”.
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