Cuaresma

"Sería de interés que el obispo estudiara el uso de las dalmáticas en las cofradías"

  • Sacerdotes y cofrades opinan sobre el uso de estas vestimentas sagradas dentro de las procesiones y cultos de las hermandades

  • Manuel García Gálvez, antiguo delegado de Liturgia, explica cuál es la vestimenta adecuada

El uso de las dalmáticas es una práctica habitual en las cofradías

El uso de las dalmáticas es una práctica habitual en las cofradías / D.G. (Granada)

Las hermandades y cofradías son un tesoro de la Iglesia, o eso pensaba Benedicto XVI. Y es que la religiosidad popular se ha encargado de mantener muchas de las devociones históricas del cristianismo y también tradiciones y costumbres. Sin embargo, la falta de instrucciones o de seguimiento por parte de los sacerdotes, ha llevado a que las hermandades cometan algunos abusos de las normas. Es lo que ocurre con el caso de las dalmáticas, una vestidura que no pueden vestir las personas laicas, solo los diáconos.

Una cuestión que ha suscitado - y aún sigue haciéndolo- un amplio debate entre los liturgistas y los cofrades. Algo que viene motivado, como señalan todas las partes, por la falta de regulación que existe en la actualidad sobre este asunto y que deja margen para que cual interprete libremente las normas. El delegado episcopal de Liturgia, José Antonio Vinuesa, prefiere no pronunciarse al respecto aunque su predecesor en el cargo, Manuel García Gálvez, señala que "hay que leer lo que pone en los distintos libros de liturgia, como la Ordenación del Misal Romano donde deja claro quién puede y quién no usar la dalmática": el diácono, en las celebraciones más solemnes, y de uso potestativo para el obispo en las misas estacionales, lo que tradicionalmente se llamó como pontificales.

García Gálvez asegura que usar la dalmática, a los ojos de la Iglesia, "no es una herejía, se hace la vista gorda, pero eso no quiere decir que se esté haciendo bien". Tanto es así que, en una conversación con otros sacerdotes, durante un encuentro de formación litúrgica se llegó a equiparar el uso de la dalmática con otras vestiduras litúrgicas: ¿qué nos parecería que un laico o un sacerdote sin ser obispo usara una mitra? Fatal, ¿no? Pues lo mismo pasa con la dalmática", comenta este párroco granadino. 

Jerónimo González: "La gente hace las cosas sin saber por qué, por una cuestión de gusto y de afán de protagonismo, de 'postureo'"

El vocal de cultos de la Hermandad de los Dolores, Jerónimo González, se mantiene crítico con las cofradías que siguen apostando por mantener la tradición del uso de las dalmáticas: "En mi hermandad nunca se han usado, se emplean unas túnicas con cogulla aunque, progresivamente, las estamos sustituyendo por sotana y soprelliz que, litúrgicamente, es más correcto". Para González el uso de las dalmáticas responde a una cuestión de modas: "la gente hace las cosas sin saber por qué, por una cuestión de gusto y de afán de protagonismo, de 'postureo'", concluye. 

Para el historiador del arte José Antonio Palma, que ejerce como diputado de Cultos y Formación en la Archicofradía del Rosario, considera que el "el uso de las dalmáticas por los seglares es una tradición hispánica y es uno de los privilegios de la Iglesia española, ¿por qué no vamos a seguir usándolas", asegura. Además, para Palma, cuando los cofrades visten esta vestidura sagrada "no ejercen como diáconos y nunca se pretende suplantar su papel".

La regulación del uso de las dalmáticas

Hay quien está a favor de su uso y quien está en contra, pero todos coinciden en lo mismo: la falta de regulación. José Antonio Palma asegura que antes del Concilio Vaticano II, todo lo referente a la liturgia, estaba perfectamente reglado y todo el mundo sabía qué se podía hacer y qué no. "Actualmente, hay una regulación paupérrima en tema de liturgia, y da que pie a que cada uno haga lo que le dé la gana", asegura. 

Para Jerónimo González exige una mayor formación a los cofrades: "si conocierámos el por qué de las cosas y sus orígenes tendríamos una Semana Santa mucho más rica en contenido y mucho más madura". Por esta razón, desde la vocalía de Cultos de Los Dolores se apuesta por un decreto episcopal que ordene la situación y establezca unas pautas aunque matiza que "ya existe una recomendación pero nos la saltamos a la torera y no se cumple mientras no nos obliguen".

Manuel García Gálvez: ""no he obligado a ninguna hermandad a que retire las dalmáticas"

Para Manuel García Gálvez, como sacerdote y liturgo, la decisión no debe recaer sobre la Delegación Episcopal de Liturgia sino en el obispo. "Por mi conocimiento en estos casos, el arzobispo debe solicitar un estudio al delegado y que se redacte un informe valorando todos los aspectos que existen en el tema. Y después ese estudio se valora por parte del obispo para ayudarle a tomar una decisión. Pero sí, sería de interés que el obispo estudiara el uso de las dalmáticas". Por esta razón y mientras no llegue ningún mandato episcopal, García Gálvez aunque instruye a sus fieles en cursos de liturgia: "no he obligado a ninguna hermandad a que retire las dalmáticas, las han ido quitando libremente porque entienden que es lo más correcto". 

El consiliario de la Federación de Cofradías, José Gabriel Martín, aboga igualmente por la formación de los cofrades: "ya se imparten cursos sobre liturgia aunque quizá sí sería bueno que pudieran existir directrices y recomendaciones, pero no sólo para la diócesis de Granada".

José Antonio Palma: "El espejo donde mirarse es Roma, no Sevilla"

Mientras estas medidas llegan, José Antonio Palma se pregunta por qué en las celebraciones litúrgicas - que tienen un peso mucho más importante en la vida de la Iglesia que las procesiones - se siguen utilizando dalmáticas de forma incorrecta: "se pueden ver en Granada y en otras ciudades de Andalucía cómo, en una función principal de instituto, se emplean 6 u 8 dalmáticas: eso no se ha visto nunca en la historia de la Iglesia", advierte con sorpresa. Por esta razón, y a falta de que exista un pronunciamiento de la autoridad eclesiástica: "el espejo donde mirarse es Roma, no Sevilla", sentencia. 

Cómo vestir a los acólitos y al pertiguero

García Gálvez tiene claro cuál es la forma de vestir a los acólitos y la respuesta está en los libros de liturgia aprobados por la Iglesia. De esta manera, si no se puede usar dalmática lo correcto es que utilice el alba blanca, tal y como dice la Ordenación General del Misal Romano. Sin embargo, "también se permite usar sotana y roquete", dice el párroco de San Gil y Santa Ana. Aunque adiverte que "lo que no se puede es utilizar sotana, roquete y dalmática. Eso es una aberración"

Gregorio Martínez de Antoñana en su Manual de Liturgia Sagrada (1957) deja igualmente claro este aspecto: "los acólitos y el turiferario visten sobrepelliz si bien es legítima la costumbre de que en la procesión del Corpus hagan de turiferarios subidáconos revestidos de dalmática o tunicela". El popurrí de colores de la dalmática para los diáconos dentro de las procesiones también lo deja claro el fraile vasco: "morado en todas las procesiones de penitencia". Nunca según el color de los faldones del paso o del manto de la Virgen.

¿Y cómo vestimos al pertiguero? Para García Gálvez el pertiguero es un oficio que la Iglesia y las cofradías han aportado de la tradición civil por lo que la forma de vestirlos no entra dentro los libros litúrgicos. "Otra cosa es si hablamos del ostiario, la persona que se encargaba de abrir la puerta del templo y de organizar a la gente durante la celebración, algo así como el diputado mayor de gobierno de la iglesia", dice García Gálvez. En este caso, "al tener una función litúrgica sí tendría su vestimenta, igual que la del resto de los acólitos y ministros, con sotana y roquete".

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