El presidente de RTVE presentaba este jueves ante el consejo de administración su anunciada dimisión que ya comunicó este pasado fin de semana a la vicepresidenta Sáenz de Santamaría. González-Echenique tira la toalla tras sumar 226 millones de déficit en dos años de gestión y no recibir el respaldo de Hacienda en una ayuda económica de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), de 130 millones, que se ha ido retrasando. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, valoraba ayer la dura situación a la que ha tenido que enfrentarse el máximo responsable de RTVE y garantizó que pese a los más de 700 millones de déficit que tiene la corporación audiovisual el Gobierno garantiza su viabilidad. Sería un sostén económico que González-Echenique, abogado del Estado, ha intentado sobrellevar con esfuerzo y mucha frustración, pero la viabilidad más importante de RTVE es la del prestigio, con unos informativos y una primera cadena en mínimos de audiencia y noticias mal encajadas como el cierre de Teledeporte, decisión de la que ha vuelto a insistir el presidente dimisionario. En su carta sólo expresa que la marcha se debe a "motivos personales".

González-Echenique, 18º responsable de RTVE en la democracia, llegó al cargo en junio de 2012, nombrado por el Parlamento pero sin el consenso con el PSOE. La casa pública llevaba un año de vacío de poder desde la dimisión del octogenario Alberto Oliart. El consejo de administración se hizo cargo de la corporación de manera interina mientras el PP no alcanzaba un acuerdo con el grupo socialista para presentar un relevo, cambiando la ley para que así fuera investido el ahora saliente.

La primera misión a la que tuvo que enfrentarse González-Echenique, además de una criba política en la redacción que vino a enrarecer aún más el ambiente, fue asumir el grave recorte en el presupuesto anual en más de 200 millones de euros. Esa reducción de la transferencia y un descenso en los ingresos por tasas de las cadenas privadas y las empresas de telefonía vinieron a complicar la gestión. Pese a todo, de los 716 millones de déficit reconocidos, 400 millones corresponden a la depreciación del patrimonio, no a deudas con los proveedores, de ahí que la situación financiera sea agobiante, pero no imposible. Echenique aguardaba el auxilio de los 130 millones que Hacienda aceptaba entregar a cambio de despidos para aligerar el futuro de una casa con más de 6.400 trabajadores. Gran parte del esfuerzo de González-Echenique durante estos meses fue para alcanzar un convenio colectivo (con 28,5 millones en ahorro de gastos de personal) que se antoja fallido para el futuro de RTVE. El último presidente de la casa se marcha reclamando de nuevo un ajuste en el sistema de financiación ya que el actual deja "escaso margen de maniobra". La idílica normativa de Rodríguez Zapatero de 2009 está en el aire más que nunca. Por ahora se rechaza el regreso de la publicidad, pero los patrocinios han inundado la programación. RTVE ha pasado de un presupuesto de 1.200 millones a 960 millones, un recorte que también ha sido visible en su repercusión en los índices de audiencia. La 1, que llegó a tener un 18% de la audiencia hace sólo cinco años, anda por debajo de la barrera psicológica del 10% y entre toda la oferta no suma más de un 16%. El director de Informativos, Julio Somoano, está en el centro de la polémica. Ni los Telediarios, en mínimos, reciben el respaldo de la mayoría de la audiencia, ni el entorno del Gobierno ve con agrado lo que interpretan como una ambigua línea editorial.

El portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, opinaba ayer que esta dimisión "constata el fracaso del modelo de televisión pública del PP". "El Gobierno está a punto de acabar con el servicio público de RTVE", alertó. En términos parecidos se posicionaban otras fuerzas de la oposición.