La hostelería de Granada está de luto: fallece Armando, ilustre y querida voz del San Remo
Armando Pozuelo, dueño del mítico bar San Remo desde 1971, ha sido cultura gastronómica local y, también, pionero en la hostelería
El popular bar San Remo se expande por Granada con su nueva barra
Camisa blanca, con o sin pajarita. Armando (sin más, sin necesidad de apellidarse en las distancias cortas, que eran lo suyo) faenaba tras la barra de un bar, el San Remo, que hoy dobla a duelo, así como la hostelería granadina y la ciudad misma. La voz y el alma de uno de los bares con mayor solera y tradición de Granada ha fallecido a los 73 años. Con él y su recuerdo se esculpen años en los que 'gran hostelería' de Granada sabía a eso: a tradición, barras longevas, sabias y sin artificios, porque no había necesidad.
Armando Pozuelo, dueño del mítico bar San Remo desde 1971, ha sido cultura gastronómica local y, también, pionero. Este bar, conocido por sus hamburguesas, entre otros platos, fue uno de los primeros en servirlas en Granada así como en ofrecer las cervezas de importación.
Bar de todos
Por su angosta barra han pasado generaciones de granadinos, visitantes y también personajes ilustres que encontraban en el San Remo, ese sitio particular donde a uno siempre le apetece volver, aunque sea para saludar y tomar 'una caña rápida'.
En una entrevista a Granada Hoy hace ahora 11 años, Armando Pozuelo hablaba largo, tendido y cálido sobre su clientela. "Aquí vienen a comer desde niños con 9 años hasta abuelos de 90", que apuntaba que el suyo no era un negocio "frío", sino que los clientes son como amigos que se sienten en su casa, que saben lo que comen y que conocen a quienes los atienden. "Si hemos llegado hasta aquí es por la calidad y el cariño que le damos a la gente".
Armando acogía, por otro lado, en multitud de ocasiones a ilustres de la cultura como Enrique Morente, Miguel Ríos, Luis García Montero, Juan Vida o Joaquín Sabina, que pocas veces dejaban pasar la ocasión de ir a comer a la mesa del San Remo.
La despedida
En la actualidad, Aitor Pozuelo, sobrino de Armando, es quien regenta el icónico bar de Puente Castañeda y esta misma mañana ha dejado una preciosa carta de despedida y agradecimiento a su tío en su cuenta de Instagram donde recuerda el mayúsculo significado del nombre de su tío en el San Remo, en la ciudad y en el tejido hostelero granadino.
Carta a mi tío Armando:
Hoy me toca despedirte, tío Armando, y siento que ninguna palabra es suficiente para expresar lo que significas para mí y para toda Granada. Tú no fuiste solo camarero ni solo propietario del San Remo: fuiste el alma de un lugar que marcó generaciones enteras.
Durante más de 55 años, con tu camisa blanca y tu pajarita negra, diste ejemplo de elegancia, de oficio y de carácter. Fuiste el mejor camarero de la ciudad, y no porque lo dijeran los clientes, sino porque lo demostrabas cada día con tu manera de estar, con esa malafollá granadina que solo tú sabías convertir en arte y en cercanía.
El San Remo fue siempre más que un bar: fue la casa de artistas, pintores, políticos y personajes de nuestra ciudad. Pero el verdadero protagonista, el verdadero símbolo, siempre fuiste tú. Tú hiciste que el San Remo fuera especial, tú lo mantuviste vivo y lo engrandeciste con tu entrega.
Como sobrino, me siento afortunado y orgulloso del legado que me dejas. Me enseñaste que este oficio es más que servir copas: es escuchar, compartir, reír y hasta discutir con cariño con quien se sienta al otro lado de la barra. Me dejas la responsabilidad de continuar con ese espíritu, y te prometo que lo haré con el corazón.
Hoy el San Remo pierde su voz más auténtica. Ya no escucharé tu tono firme ni tus bromas con los clientes, pero sé que cada rincón, cada brindis y cada recuerdo llevará tu nombre. Por eso, desde hoy, todos los San Remos serán también Casa Armando, porque tu vida y tu legado estarán siempre presentes en ellos.
Gracias, tío, por todo lo que me diste, por el ejemplo, por la enseñanza y por haber convertido tu vida en servicio y en arte. Te vas dejando un vacío inmenso, pero también una huella imborrable en tu familia, en tus amigos y en toda Granada.
Descansa en paz, tío Armando. Te llevamos en el alma, y aunque ya no estés tras la barra, siempre estarás con nosotros, en cada recuerdo y en cada corazón.
Con todo mi cariño,
Tu sobrino y todo su equipo.
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