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Las peculiaridades de las medusas gigantes

  • El CSIC desvela el ciclo de la vida de esta especie cuyos ejemplares fueron capturados en aguas de La Herradura

Un ejemplar de esta especie encontrada en una playa.

Un ejemplar de esta especie encontrada en una playa. / g. h.

Un grupo de científicos liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desvelado en un estudio publicado en la revista Plos One el ciclo de vida de la medusa gigante Rhizostoma luteum, que habita en el Océano Atlántico y el mar de Alborán. Tanto es así que algunos de los especímenes fueron capturados en la zona de La Herradura y que luego fueron cultivadas en el Instituto de Ciencias Marinas del CSIC y el Zoo de Viena en Austria.

La parte más complicada del trabajo fue encontrar estas hembras con larvas ("plánulas") en su interior en el medio natural, lo que más adelante dio pie a poder conocer las distintas fases vitales de estas medusas es "clave" para entender su respuesta a las variaciones ambientales del cambio climático en aspectos como la temperatura o salinidad del agua, indica el CSIC en un comunicado.

Entre otros usos, el animal puede ser un recurso alimentario y farmacéutico

El estudio ha descubierto ciertas "peculiaridades" que esta especie no comparte con otras medusas de su género. Uno de estos rasgos es el hecho de que "la madre medusa lleva a sus descendientes protegidos entre sus brazos orales hasta que los libera en un ambiente propicio para encontrar un sustrato con el que transformarse en pólipo", explica la investigadora del CSIC Laura Prieto.

Dichos pólipos, además, tienen la capacidad de sobrevivir a ambientes adversos formando quistes de los que pueden salir más pólipos cuando las condiciones son óptimas, obteniendo así una tasa de mortalidad "prácticamente nula". Los resultados de esta investigación llegan tras más de dos años de estudio y han permitido profundizar en la transición entre la fase bentónica de la especie, cuando tiene un "tamaño minúsculo" y se encuentra "fijada a un sustrato", y su fase pelágica, cuando se aproxima a la superficie y puede "verse en las playas".

La Rhizostoma luteum, que puede llegar a medir más de medio metro de diámetro sin incluir los tentáculos y pesar más de 12 kilogramos, habita en "prácticamente toda la costa este" del océano Atlántico y en el mar de Alborán, por lo que "suele estar expuesta a cambios de temperatura y salinidad muy amplios".

Los futuros escenarios de cambio climático, según el CSIC, provocarán un estrés adicional a las medusas que sólo pueden ser estudiados "bajo condiciones controladas". Un mayor conocimiento de la especie permitirá avanzar hacia modelos de ecosistemas que "ayuden a gestionar mejor el litoral y disminuir el impacto socioeconómico". Entre otras aplicaciones de esta especie, además, se cuentan su explotación como recurso alimentario o farmacéutico.

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