¡Por fin es Corpus en Granada!
Vivir el Corpus
Miles de granadinos suben al ferial para inaugurar las fiestas más esperadas, las primeras tras la pandemia
Ni siquiera el que fuera ministro de Sanidad en el Covid se lo quiso perder
Granada ya disfruta de su Corpus
Las atracciones del Corpus de Granada finalmente abren en el primer día de feria
Faltaba solo una cosa: la feria. De todas las cotidianidades que más se echaban de menos una era el Corpus. Tanto para los que les gusta como para los que no. Porque cuando los granadinos empezaron a salir a la calle en junio de hace dos años, cuando el Gobierno puso en marcha aquello que llamaron ‘desescalada’, se sabía que algo había cambiado. Sí, se podía pasear, con mascarilla y todo eso, pero en junio lo que pegaba era ponerse la mejor camisa, el traje de faralaes y la rosita en el pelo, coger de la mano a quien correspondiera, subir a Almanjáyar e ir al Corpus. Tres años después, el último rubicón de la pandemia ha sido cruzado por los granadinos. Y hasta por Salvador Illa, el ministro de Sanidad durante la crisis del Covid, no se lo quiso perder. Y aquí que estuvo. Ya sí, todo es normal.
Tampoco ha cambiado esto mucho. El ferial sigue donde está. Lo que el Covid sí ha dejado es más calles pavimentadas, un asfalto que viene muy bien para los alérgicos y para que los vestidos de gitana no haya que tirarlos si se llenan mucho de ese barrillo que siempre se forma cuando se derriten los hielos de los rebujitos. Pero las ganas se venirse al real, reprimidas tanto tiempo (“a ver si este año puede ser”, se escuchaba en los confinamientos), se notaron desde el minuto cero.
Metro lleno desde hora y media antes, autobuses in crescendo, y por supuesto los columpios (que así es como se dice aquí, ¿qué invento es ese de los ‘cacharritos’). Que al final abrieron el sábado pese a ese conato de rebelión contra los precios de la luz que le dieron la tarde-noche al alcalde y a toda la corporación municipal. ¿Pero cómo no iba a haber coches de choque, casa del terror y la montaña rusa esta noche, precisamente esta noche? Imperó la cordura y pocos minutos antes de que se encendiera el portal de la feria todo se arregló.
Volvieron las ‘papas asás’, como las tres que se zampaban unos jóvenes en las escalinatas de paso de las casetas a los columpios, el olor dulzón del algodón de azúcar, pero también lo que cada vez es menos novedad, esa ‘sevillanización’ de la feria de ‘Graná’. Y es que, o es impresión de algunos, ¿o parece que cada vez hay más señores vestidos de traje impoluto rollo Miguel Poveda?. Así que los hombres se apuntan también a subir a la feria de punto en blanco y oiga, el estilo no se negocia... Aunque se parezca mucho a lo que se ve con los ‘miarmas’.
73 casetas, 56 tradicionales y 15 institucionales, un par de comerciales y demás hasta un total de 78. Un récord a la altura de las ganas de volver al ferial. Tantas, que para ver el alumbrado había huecos. Los bailes tradicionales son la esencia de esta fiesta, la conexión su origen, pero poca interés tuvieron para muchos que ya llenaban las casetas. Pasando, que lo bueno ya estaba dentro aunque oficialmente, hasta media noche, no se podía. Algunos no aguantaron dos horas lo que habían bancado durante dos años. Un salto de la reja, pero para levantar la cervecita. O el ‘bulanico’. Menuda ‘malafollá’.
Y con La Reja terminó la parte más folk (si es que hay algo que en un Corpus no lo sea...) de la inauguración de la feria, con los cohetes explotando mientras los miles de granadinos que se agolpaban, ya sí en la portada, cantaban tan señero canto ‘granaíno’.
Entonces llegó el que quizás sea el momento más importante de los menos importantes de la vida de Francisco Guzmán, el trabajador social agraciado con el encendido del ferial. Junto al alcalde Francisco Cuenca, subió a Elías, Miguel Ángel, Isaac, Marta, Irene y Antonio, seis personas con discapacidad del Centro de Día Ocupacional del Ayuntamiento de Loja en el que trabaja Guzmán, todos al alimón, como un dominó gigante, las 15.000 luces de la portada y las 800.000 y pico del real hicieron que las luces del ferial empezaran a refulgir.
Y ya sí, Granada está en feria, la más esperada seguro que de toda su historia reciente. Una semana por delante para bailar, reír, beber, comer, abrazarse y besar. ¡Por fin es Corpus!
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