Mar adentro

milena Rodríguez / gutiérrez

Sin estatua

LA pasada semana llegó una noticia que trae la justicia cuando menos la esperas o donde menos la esperas: la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía que obliga a retirar el vergonzoso monolito en homenaje al fascismo que cada día tenemos que ver al pasear por el centro de Granada, esa estatua con cinco brazos en alto que nos saluda, en pleno siglo XXI, al más puro estilo fascista, en medio de la ciudad europea en la que nació Federico García Lorca.

En 18 meses, según la sentencia del Tribunal, la plaza de Bibataubín deberá recuperar la dignidad y belleza perdidas. Según el alcalde y el concejal de cultura, el Ayuntamiento acatará la sentencia y retirará la estatua. Los ciudadanos granadinos esperamos que así sea pues, como afirma el alcalde, hay que cumplir las leyes y normativas.

Es difícil, sin embargo, permanecer callados ante las acotaciones que ha hecho el alcalde mientras manifestaba su disposición a cumplir la sentencia. Torres Hurtado ha dicho, por ejemplo, que hay cosas "más importantes" que un monolito que "el 99,9% de la ciudadanía no sabe qué representa". Parece una cifra atrevida que atribuye una ignorancia absoluta sobre su propia historia a casi todos sus conciudadanos. A la vez, el comentario pone en evidencia la actitud del gobernante embaucador: ese que se aprovecha del desconocimiento de sus conciudadanos para hacerles creer que les da pan rallado cuando sabe perfectamente que les da aserrín: durante todos estos años el Ayuntamiento ha defendido la presencia del monumento en la plaza por su supuesto valor artístico, valor que ha sido negado por los expertos consultados por el Tribunal.

Un recurso de la Fiscalía del Estado, varias mociones de censura presentadas por los partidos de la oposición y un recurso de la Asociación para la recuperación de la Memoria Histórica desmienten la otra aseveración del alcalde: que no le había llegado hasta ahora "ninguna manifestación, ni carta" pidiendo retirar el monumento.

En febrero de 2009 un grupo de escritores editamos el cuaderno Un árbol, en lugar de una estatua pidiendo la retirada del insultante monumento. Cinco años después y sentencia mediante, sugiero al Ayuntamiento que en los próximos días, en medio del Festival de Poesía que financia, lleve a cabo aquella antigua y aún vigente propuesta. Es tarea de buenos gobernantes hacer saber la verdad a quienes (supuestamente) no la saben.

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