Mar adentro

milena Rodríguez / gutiérrez

Sobrecualificación

HAN dicho los expertos que España es el país con el mayor número de sobrecualificados de Europa. Uno de cada tres graduados universitarios tiene un empleo que, no requiriendo los títulos que posee, está por debajo de su cualificación. Hay grandes diferencias entre los países: Alemania, Italia, Francia, Reino Unido, son países que no tienen este problema, o que lo tienen en una medida muy inferior a España. La pregunta, por supuesto, es por qué aquí las circunstancias son tan diferentes. ¿Se debe sólo a la crisis económica?

Si se revisan las noticias antiguas, esas que ya nadie lee porque han pasado de moda, se advierte que el problema de la sobrecualificación en España viene ocupando titulares desde hace años; hay noticias al respecto en 2009, 2011, 2013 y seguramente en años anteriores. En todos los titulares la sobrecualificación de los universitarios españoles parece constituir una preocupación de muchos. Algún rector apunta como una de las causas la proliferación de universidades en España: mientras en otros países ha habido, hay, bastante menos centros universitarios, en España las Comunidades Autónomas han multiplicado las universidades. En Andalucía, por ejemplo, tenemos una universidad en cada una de las 8 provincias. Pero por supuesto, pesa también, y mucho, la cuestión del mercado laboral. ¿Para qué necesita los títulos universitarios un país que ha vivido tanto tiempo de la construcción y de los bares? Estudiar en España una carrera universitaria (o incluso un máster o un doctorado) termina siendo una especie de entretenimiento o de hobby, un pasatiempo para entretener las horas muertas. O un modo de saber sobre aquello que siempre nos ha interesado con el único propósito de sentir que ya lo sabemos. O acaso un método inocente de dar satisfacción a unos padres deseosos de que sus hijos consigan lo que ellos no pudieron. Cualquier cosa menos la posibilidad o el modo de obtener un trabajo digno, especializado, bien retribuido.

Va por un lado el país y por otro sus jóvenes. Ellos sobrecualificándose mientras viven en un país bajocualificado. Un país al que le da igual su esfuerzo, su formación, sus deseos. Que sólo tiene para ellos (y no siempre), la discoteca, el bar, el chiringuito de la playa. Por eso los jóvenes acaban en otro sitio; en algún lugar donde estudiar, formarse, saber, sea verdaderamente un mérito y una manera honrada de vivir.

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