EL desafío soberanista de los partidarios de la independencia de Cataluña puede terminar eclipsando el debate electoral para las elecciones del 20 de diciembre haciendo que pasen al "lado oscuro" los problemas que afectan al bienestar de la ciudadanía. Y como es evidente que el asunto de la unidad y la cohesión territorial es un elemento relevante y un requisito para el bienestar, coincido con quienes piensan que hay que enfrentar este desafío desde el cumplimento de la Constitución, la defensa de la unidad, la soberanía nacional y la igualdad de los españoles. Eso sí, hay que hacerlo desde el diálogo constructivo y reformista para saber buscar salidas políticas y de consenso huyendo del inmovilismo.

Pero no pueden quedar en el "lado oscuro" en esta campaña los problemas del paro, los recortes y la corrupción, los desafíos de la sanidad pública, los retos de la sostenibilidad del sistema de pensiones, la manera de restituir los derechos de los trabajadores, la respuesta a las necesidades de las personas en situación de dependencia, la reforma necesaria en el sistema educativo, la lucha contra la pobreza y la exclusión y un largo etcétera de asuntos.

No podemos permitir que pase en estas elecciones generales lo que ha pasado en las últimas elecciones catalanas y que los problemas de la gente y el efecto de la política de recortes ejecutada por el gobierno no formen parte del debate electoral para evitar así el coste electoral. Intuyo que eso es lo que busca Rajoy. Y aunque está en su derecho, no lo debemos consentir porque en la situación actual de España (incluido el desafío soberanista), el que ha sido presidente del Gobierno en esta legislatura tiene una enorme responsabilidad.

No quiero creer a quienes sostienen que Rajoy y su aparato electoral teledirigen las decisiones que afectan al núcleo político de Convergencia de Cataluña para provocar una reacción radical en el entorno soberanista. De esa manera, se justificaría orientar la campaña en torno a un problema frente al cual Rajoy aparecería como el salvador de la patria.

No quiero creerlo. Pero sí creo lo que he visto. Y lo que he visto y he oído es a Rajoy en su comparecencia de esta semana en la Moncloa diciendo literalmente que mientras que él sea presidente, Cataluña no será independiente. Como si fuera el único líder que defiende la unidad.

Con esa declaración unilateral y claramente partidista, Rajoy ha pretendido mandar al "lado oscuro" en esta campaña el debate sobre los recortes, la corrupción y la desigualdad de los que aparecería como el máximo responsable. De esa forma, con los problemas que le podrían pasar factura electoral en ese "lado oscuro", Rajoy aparecería cual Cid Campeador limpio de culpa y mancha y dispuesto a seguir en el Gobierno otros 4 años. La palabra la tienen los españoles con su voto.