Mar adentro

Milena Rodríguez / Gutiérrez

Gorki o la pornografía cubana

VIVIENDO aún en Cuba, en los noventa, se me ocurrió que la mía era la Generación de la Pinga, a diferencia de la de mis padres, que era la Generación de la Mierda. En lenguaje psicoanalítico, diríamos que el significante fundacional de ellos era la palabra Mierda: nada más fuerte, para mis mayores, que un comemierda. Entre los veinteañeros de mi generación, en cambio, comemierda era un insulto bobo, casi correcto: la máxima ofensa era comepinga.

No sé bien cómo pasamos de la mierda a la pinga; o sea, de la etapa anal a la fálica. Aunque supongo que, como jóvenes rebeldes, pretendíamos ir más allá de nuestros padres. Para ellos, Coño y Mierda eran el súmum de las malas palabras (tacos, dirían en España), mientras Pinga era un vocablo tachado, de cuya existencia no querían saber. Pretendíamos ser singulares y más rompedores que nuestros padres, así que nuestras malas palabras no sólo tenían que ser malas palabras en abstracto, también tenían que ser malas para ellos.

Recordé ahora esa vieja y adolescente idea. A raíz de la detención en la isla, la semana pasada, de Gorki Águila, el rockero punk de 39 años de la banda Porno para Ricardo. Y de los debates suscitados sobre su música. Aunque lo acusaron de un extraño delito, "peligrosidad pre-delictiva", sólo existente en dictaduras como la cubana, todos sabíamos que la causa verdadera era otra: las letras de sus canciones y su increíble (y vulgar e intolerable, para el gobierno cubano) irreverencia. En El Comandante, la canción más famosa del grupo, se escucha (para quien puede, Porno está prohibido en Cuba): "El Comandante quiere que yo lo aplauda / después de hablar su mierda delirante. / No, Comandante. / No coma usted esa pinga, Comandante".

El caso Gorki ha terminado. Tras cuatro días en el calabozo, y gracias a presiones nacionales e internacionales, al rockero le cambiaron en dos horas el delito del que lo acusaban por otro de "desobediencia". Lo liberaron y le impusieron una multa de 600 pesos (unos 35 euros).

Sin embargo, me he quedado pensando en aquel duelo de la Pinga contra la Mierda, que Gorki continúa representando, insistentemente, convertido ahora en duelo simbólico entre los viejos "delirantes" y los jóvenes (y no tan jóvenes) irreverentes y hartos. Frente a aquel ya viejo, bobo y estoico compromiso de Silvio ("La rabia, coño, paciencia, paciencia"), Gorki, rebelde, encarna el nuevo compromiso, el de aquellos adolescentes cubanos a los que no han dejado crecer: "Usted es un tirano y no hay pueblo que lo aguante. / No coma tanta pinga, Comandante".

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