Bloguero de arrabal
Pablo Alcázar
Turratenientes
VAYA por delante las disculpas a los lectores, les voy atribular con un problema personal aunque puede que también ustedes hayan tenido que darse de bruces con la ineptitud e ineficacia de la "imparable" administración de la Junta de Andalucía.
Mi madre recibía, desde abril del año pasado, una ayuda económica de los Servicios Sociales y Dependencia. Esta prestación económica había sido solicitada casi desde dos años atrás. Entendamos que la crisis era muy grave, que el Gobierno Central es malísimo y nos maltrata, que no había dinero. Todo eso lo entiendo, es muy comprensible. Nada que objetar. En la buena época se despilfarró dinero de Dependencia y se llenaban la boca con los grandes Servicios Sociales de nuestra imparable autonomía.
Dentro de los plazos legales informé a la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales que debían cerrar el expediente de mi madre y dejar de abonar la prestación. Igualmente informé al Instituto Nacional de la Seguridad Social, dependiente del explotador gobierno central, que dejarán de abonarle su pensión.
En esas gestiones tuve que soportar una interpelación sin sentido y mal educada de una trabajadora de la Junta, mientras que las palabras de la trabajadora del explotador Estado Central fueran coherentes y hasta diría que amables.
El resultado de las gestiones ante el Estado Central, ese que dicen nos maltrata, es que la pensión ha dejado de abonarse en tiempo y forma. Mientras tanto, la Junta de Andalucía como nos quiere y mima tanto sigue pagando todos los meses una prestación económica que ya no es necesaria. Han pasado CUATRO meses. Llevo tres meses teniendo que pedirle a mi banco que proceda a devolver el ingreso para que ni me cobren intereses ni luego me pidan responsabilidades por un cobro indebido.
¿Cuánto tiempo necesita la Junta, la Consejería, la Agencia de Servicios Sociales, el Jefe de Servicio o a quién corresponda para enterarse de las cosas y hacer su trabajo con un mínimo de eficacia y profesionalidad? Me pregunto para qué queremos una autonomía, me pregunto qué cataplines se están tocando en la Consejería, en la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia, en el Servicio de turno o en la mesa acolchada de los trabajadores correspondientes. Señora Presidenta, señores y señoras consejeros no sigan repartiendo dádivas, ni se llenen la boca con ayudas y prestaciones. Si son creyentes, recen por su alma, pero mi madre no les puede votar. Vale.
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