La esquina

José Aguilar

Otegi vuelve al banquillo

ARNALDO Otegi se sentó otra vez ayer en el banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional para responder por un presunto delito de enaltecimiento del terrorismo en el mitin organizado por Batasuna en Anoeta en el año 2004. La Fiscalía le pide año y medio de cárcel, y el Foro de Ermua, que ejerce la acusación particular, dos años.

Otegi es más bien reincidente. Ya ha sido condenado en dos ocasiones por apología del terrorismo -y absuelto en una tercera-, y también por injurias al jefe del Estado. Tiene pendientes otros procesos, siempre derivados de su inequívoca condición de dirigente abertzale relacionado -vamos a dejarlo en eso, en relacionado- con la banda que ha matado a más de ochocientas personas, civiles y militares, guardias y paisanos, mujeres y niños.

El juicio de ahora reviste una especial significación, tanto por el momento en que se celebra, con ETA debilitada como nunca y Batasuna pugnando por hacerse un hueco en la legalidad y desmarcarse -un poco en plan "quiero y no puedo"- de la tutela etarra, como por el hecho de que la defensa de Otegi y sus dos compinches haya llamado como testigo a Jesús Eguiguren, presidente del PSOE vasco y negociador con ETA y su brazo político de la tregua de 2006, que la propia ETA dinamitó en Barajas. Eguiguren, obligado a decir la verdad, tendrá esta mañana que confirmar lo que Otegi esgrime como argumento principal en su favor: que el PSOE y el Gobierno conocían de antemano la propuesta política que iba a exponer en Anoeta.

Esta confirmación causará el ruido correspondiente, pero no debería interferir en la acción de la Justicia. Primero, porque aquella iniciativa no era la de un partido independentista normal que hubiera roto con la violencia terrorista (ahora tampoco ha roto, como el Gobierno no para de proclamar). Segundo, por el contenido mismo del mitin. En aquel aquelarre no se habló en exclusiva de un proyecto para conseguir la paz y la independencia por métodos democráticos. Allí se proyectó un vídeo recopilatorio de detenciones de etarras, se ofrecieron imágenes de terroristas muertos, empezando por la de Txabi Etxebarrieta, el primer militante de ETA fallecido en enfrentamiento con la Guardia Civil, en 1968, se corearon vivas a ETA militar y otros del tipo "ETA, el pueblo está contigo". El propio Otegi comenzó su intervención con la jactancia propia de los amigos del crimen vasco: "Este es un acto ilegal, de una formación ilegal y con un portavoz ilegal".

Si aquello no fue un enaltecimiento del terrorismo, que venga Dios y lo vea. Como dice el fiscal, el propósito del mitin de Anoeta era "elogiar y homenajear públicamente a la banda terrorista".

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