LA ruptura de las negociaciones entre CajaGranada y la familia del pintor José Guerrero aleja definitivamente de Granada el legado que ha permanecido durante una década en el centro de la calle Oficios. La familia, en su derecho, ha condicionado la cesión de la obra a que la actividad cultural que genere el museo sea exclusiva. CajaGranada, también en su derecho, no quiere dar un trato diferenciado a la obra de Guerrero respecto a su actividad cultural en general. La postura de la familia es comprensible pero el precio que pagan es elevado: abandonan la ciudad natal donde el pintor quiso depositar parte de su obra. Los más perjudicados por la postura inflexible de la familia Guerrero son, sin duda, los granadinos, y son ellos, los ciudadanos, los que deben emitir el juicio pertinente. Al mismo tiempo que se va Guerrero, la Diputación ha admitido que está negociando con los herederos de otro inmenso pintor granadino, Manuel Rivera, la cesión de obra para formar parte de un museo de arte contemporáneo, junto con otros artistas, en el museo de la calle Oficios. Bienvenidos sean.

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