Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

Granadinos por el mundo

Porque no hay trenes en los que subirse, que, si los hubiera, el éxodo y el alivio aumentarían considerablemente

La recuperación económica es imparable: España no va bien, va como un cañón. Sólo que los expertos no se aclaran. Lo que está salvando al país no es el viaje de los partidos hacia el centro, sino el viaje de los españoles hacia fuera. Cuantos menos españoles, mejor va España. En la provincia, un poner, se ha reducido muchísimo el desempleo gracias a la entrada sin oposición de un centón de señores y señoras de orden en la Junta, la Diputación y los ayuntamientos; a los contratos a media jornada de ocho horas y a la fuga incesante de jóvenes al extranjero. Cuenta Guadalupe S. Maldonado en este papel que, desde 2007, el colectivo de granadinos menores de 29 años se ha reducido en un 9,5%, esto es, 31.306 chavales menos. Y eso porque no hay trenes en los que subirse, que, si los hubiera, el éxodo y el alivio aumentarían considerablemente.

El movimiento económico se demuestra andando hacia la frontera de Francia. Julio Camba, o Wenceslao Fernández Flores, o Enrique Jardiel Poncela (ni sé por dónde andan los libros ni me voy a poner ahora a buscarlos), nos hablaba de otras estampidas pretéritas en las que los jóvenes abandonaban el país por tierra, mar y aire, en burro, en autostop, en bicicleta, en patinete, andando, nadando, a gatas, a la patacoja, a lomos del hermano mayor, silbando o cantando el Asturias, patria querida. El caso, como ahora, era viajar al más allá laboral, lo más lejos posible, encontrar trabajo allí y rebajar las cifras del desempleo aquí. Luego, ya puestos, deberíamos darle la vuelta al problema catalán y facilitarles también la marcha: ¡Que se vayan! ¡Cinco millones menos! ¡Rebajamos el paro en un veinte por ciento! ¡A más tierra tocamos! ¡Más anchos estaremos! Ahora que a Londres, prohibido; porque allí se agolpan tantos compatriotas que no se encuentra la manera de practicar y aprender inglés… y cuando nos vuelvan jubilados no servirán ni para orientar a los turistas.

Y lo otro, publicado asimismo en Granada Hoy: el 75% de las familias andaluzas tiene dificultades para llegar a final de mes. ¿Y qué? Eso no es achacable a la crisis ni a la corrupción, que, como se encargan de decirnos a diario desde el PP, es consustancial a la condición humana. Así que vale de rajar del Gobierno y de la Junta. La culpa es de Dios. Ya decía Lincoln, y lo repetía Mencken, que "Dios debe de amar mucho a los pobres, porque de lo contrario no habría producido tantos".

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