Ilusión granatensis

26 de diciembre 2025 - 03:04

Granada entra en su momento de la verdad con la presentación del dossier para la Capitalidad Cultural Europea, la fase decisiva de un proyecto que, más que una candidatura, se ha convertido en un espejo de lo que la ciudad aspira a ser. Pocas veces un objetivo común había tejido con tanta naturalidad un consenso tan amplio: instituciones, tejido cultural, universidad, empresas y ciudadanía han reconocido en esta meta un horizonte compartido, una oportunidad para pensarnos de nuevo y con ambición, para reconciliarnos con una idea de futuro que durante demasiado tiempo nos había resultado esquiva. El calendario añade, además, una resonancia simbólica. En unos meses celebraremos el trigésimo aniversario de los Campeonatos del Mundo de Esquí Alpino de 1996, aquel hito que transformó la ciudad y su entorno y que, sobre todo, actuó como un poderoso motor de autoestima colectiva en las últimas décadas del siglo pasado. No fue solo un acontecimiento deportivo: fue la constatación de que Granada podía organizar, liderar y proyectarse al mundo con solvencia. Como entonces, no hablamos únicamente de infraestructuras o eventos; hablamos de narrarnos en grande, de creernos capaces, de romper esa inercia melancólica que a veces nos condena a conformarnos con menos de lo que merecemos. La candidatura cultural puede jugar hoy ese mismo papel de revulsivo cívico. Incluso si el veredicto no nos concede la nominación, el camino andado no será un fracaso. Sería un error medirlo únicamente en términos de victoria o derrota, como si todo se redujera a un marcador binario. La verdadera trascendencia está en haber articulado un proyecto ilusionante que ha logrado aglutinar a la sociedad granadina en torno a un relato común, en haber puesto a circular ideas, energías y complicidades que ya están transformando la forma en que nos miramos y nos contamos. Porque el dossier no es solo un documento técnico: es una declaración de intenciones sobre la Granada que queremos construir. Una Granada que entiende la cultura no como adorno, sino como motor económico, espacio de cohesión y herramienta de transformación social; una Granada que reivindica su memoria, pero no se queda atrapada en ella; una Granada capaz de sumar talento, creatividad y diversidad sin que nadie se quede al margen. El resultado final pertenece al jurado; el impulso que deja, en cambio, ya es patrimonio de Granada. Y ese patrimonio –hecho de orgullo sereno, de cooperación y de horizonte– es, pase lo que pase, la mejor noticia.

stats