Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

Tonterías, las justas

09 de enero 2016 - 01:00

CUANDO hablamos, escribimos o hacemos -políticos, periodistas, intelectuales o gente normal en el día a día- no se nos puede obligar a que nuestras palabras y hechos sean siempre trascendentes, justos, oportunos, luminosos, discretos, incluso presentables. La capacidad de decir y hacer tonterías es ilimitada. La tontería tiene un nivel más benigno que la barbaridad, pero, a veces, llama más la atención que la otra.

Sin embargo sí tendríamos que poner, sobre todo en la vida pública o publicada, ciertos límites a la proliferación de estupideces que nos inundan por todos lados. Por ejemplo, me he referido, en muchas ocasiones, al absurdo de polemizar sobre una fiesta -a la que no asisto, porque me molestan las multitudes- como la Toma de Granada que de ser una simple figuración se ha convertido en una riña con la que comenzar el año, sobre un acto histórico que ocurrió hace más de medio milenio y que, con sus luces y sombras, cambió el devenir de Europa, de España y de Granada. No sé si habrá quiénes prefieran que en vez de una democracia occidental viviésemos en un estado islámico. Pero sea como fuera es inútil modificar el pasado. Celebrarlo o no es otra cuestión. Pero empezar el año polemizando sobre el asunto, cuando hay tantos problemas sociales, económicos, políticos, etc. en Granada es, al menos, una solemne tontería.

Como me parece estúpida la polémica obre las diversas maneras de celebrar las cabalgatas de Reyes Magos. Es ridículo discutir sobre los túnicas de los reyes magos madrileños de la señora Carmena, sobre la ausencia de animales -patos, camellos, etc.- sustituidos por triciclos y otras bagatelas, como si se tratase de algo vital, fuera de que nadie debe suprimir una fiesta para la ilusión de los pequeños, se crea o no en cuestiones religiosas. También resulta grotesco que señalemos nuestro agnosticismo deseando a los amigos un ¡Feliz solsticio de invierno!

Estamos pendientes de otros esperpentos como los derivados de las elecciones o no en Cataluña y en España. Los nuevos parlamentarios en las Cortes han recogido sus carteras flamantes en elegante piel. Pablo Iglesias ha dicho que cuando gobiernen, a los parlamentarios, en vez de esas costosas carteras, se les entregarán mochilas, para parecerse a la mayoría de sus votantes. Supongo que piensa en los pobres escolares que cargan, desde edades tempranas sobre sus débiles espaldas, bolsas cargadas de libros, la mayoría prescindibles si se hubiese acordado una reforma educativa eficaz para que esa carga infantil de hoy no sea el símbolo de la carga que van a llevar durante toda su vida. Entre otras cosas, por las tonterías y barbaridades que proliferan en nuestra clase política, donde más cantidad de tontos y mediocres hay.

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