Nausicaä del Valle del Viento. Animación, Japón, 1984, 116 min. Dirección y guión: Hayao Miyazaki. Música: Joe Hisaishi.

Como ya ocurriera con Mi vecino Totoro, Nausicäa del valle del viento, una de las obras maestras fundacionales de Hayao Miyazaki, llega a la cartelera española con más de 25 años de retraso, en una repesca gloriosa que nos enfrenta en pantalla grande a uno de los creadores más desbordantes e imaginativos del cine contemporáneo para comprobar no sólo que el tiempo no ha hecho mella en sus primeros largos, sino que más bien le hace un gran favor para situar su brillante trayectoria en perspectiva a la luz de sus últimas películas como La princesa Mononoke, El viaje de Chihiro, El castillo ambulante o la deliciosa Ponyo en el acantilado, estas ya sí estrenadas puntualmente entre nosotros tras obtener el Oso de Oro en el Festival de Berlín de 2002.

En Nausicäa, que nace de un exitoso manga creado por el propio autor, todavía pueden detectarse las deudas de Miyazaki con una estética y un ámbito eminentemente posmodernos en los que se cruzan las referencias genéricas (el cine bélico y sus espectaculares batallas aéreas; la space opera post Guerra de las Galaxias; el futuro post-apocalíptico imaginado en claves medievales) con el moldeado de un universo fantástico personal en el que la naturaleza se trasmuta y se desdobla en espacios y rincones maravillosos poblados por criaturas salidas de la imaginación de un niño grande capaz de transitar entre el sueño y la pesadilla.

Tal vez algo retórica y aparatosa en ocasiones, Nausicäa sabe rebajar su aire marcial con pinceladas de humor, mensajes ecologistas y, sobre todo, con algunos momentos Miyazaki en los que la narración es capaz de detenerse para que nos deleitemos en un paisaje tal vez imaginado pero nunca antes visto de esa manera.