Un cuarto de siglo esperando respuestas para encontrar a María Teresa
Su familia ha convocado un acto con motivo del 25º aniversario de su desaparición para que su caso no caiga en el olvido
25 años sin tener noticias de María Teresa: "Estamos cansados de no tener respuesta, pero la seguiremos buscando mientras podamos"
Dieciocho de agosto de 2000, la ciudad de Motril está inmersa en la celebración de sus fiestas patronales y multitud de vecinos se preparan para asistir al concierto de Café Quijano. Sobre las 21:30 horas, Antonio Fernández lleva a su hija María Teresa hasta una calle céntrica de la ciudad, cerca del semáforo que había antes junto a la calle Cuevas. Estaba en rojo. "Me dijo que la dejara allí mismo, que cruzaba el paso de peatones para ir a casa de su novio. Después iban a bajar a la playa a recoger a unos amigos. Le pregunté que si quería dinero, le ofrecí 2.000 pesetas que llevaba encima y me dijo que no hacía falta, que ella llevaba también unas 2.000 y monedas sueltas. Que tenía suficiente para tomarse una cocacola o dos y una patata asada. No quiso nada", relata su padre. Desde entonces no se supo nada más de ella salvo un mensaje de texto que mandó al teléfono de su novio en el que decía "Puede que llegue tarde, pero voy. Espérame".
Aquella se convirtió en la noche más larga para la familia. "Me llamó Mercedes -su otra hija, que había quedado en recoger a Mari Tere después del concierto-, para decirme que su hermana no había llegado. Me dijo: Mamá, a Mari Tere le ha pasado algo porque no viene. Nos llamó llorando desesperada, revisaron todas las casetas de la feria y no había ni rastro. Tras descolgar el teléfono y escuchar el llanto de mi hija, sabíamos que había pasado algo". "Nos contó que al llegar al ferial, Mercedes le preguntó al novio de Mari Tere que dónde estaba su hermana, y que le dijo que le había mandado un mensaje de que llegaba tarde, pero que llegaba, pero no llegó. Mi hija la llama por teléfono en dos ocasiones, pero no contesta, a la tercera, el teléfono da dos veces tono y alguien lo corta. Ahí ya no se sabe nada más", relata Teresa.
A la mañana siguiente los padres comienzan una campaña de pegada de carteles tras acudir a la Policía Nacional y a la Guardia Civil sin resultados porque en aquella época, al ser la joven mayor de edad, había que esperar 48 horas para denunciar una desaparición. No se conformaron. Sabían que su hija no se había ido por voluntad propia, y tuvieron que aguantar varias reprimendas por no esperar el tiempo establecido.
El 20 de agosto de 2000 sale por la Agencia EFE un primer teletipo: "Padres denuncian desaparición de su hija de 18 años en Motril". Después llegarían muchos más y los ojos de todo el país seguirían de cerca la desesperación de una familia por encontrar a su hija pequeña. Un día después, Antonio ofreció una primera entrevista a Mari Ángeles Esteban y Pedro Feixas para Onda Sur y TeleMotril, en la que aseguraba que todas las hipótesis de que su hija se había ido de casa de forma voluntaria eran descartables, "pienso que si mi hija hubiera tenido premeditado el irse, se lleva su dinero que tenía en efectivo, se lleva su tarjeta de banco, se lleva ropa y se lleva una llave que tenía de la casa de Motril, porque en ese momento estábamos parando en el cortijo. Mi hija, si se ha ido con alguien, ha tenido que ser alguien que conozca muy bien, de mucha confianza, o que nos conozca a nosotros de mucha confianza. Es la hipótesis que tengo si se ha ido, o si se la han llevado a la fuerza, alguien ha tenido que ver algo, hablar con ella, meterse en un coche, alguien ha tenido que ver algo".
Unos días después de la desaparición, Motril se echa a la calle para pedir con carteles y fotografías de la joven, que María Teresa aparezca. Los padres, junto a familiares y amigos, portan una pancarta en la que se podía leer "Ayudadnos a encontrarla", al tiempo que iban gritando "Tere te queremos y no nos rendiremos". Hasta ese momento la Policía Nacional de Motril ya había recibido un centenar de llamadas de gente asegurando haberla visto, aunque no llevaron a ninguna parte; la denuncia fue remitida a todas las comisarías de Policía y cuarteles de la Guardia Civil de España, para darle prioridad a la búsqueda. El entonces subdelegado del Gobierno en Granada, Alfonso Marín Sicilia, aseguró que se había pedido ayuda a la Interpol para "intensificar" la búsqueda y que se estaban investigando todas las hipótesis.
Después de aquello se realizaron batidas por distintas zonas de la vega de Motril, la playa y el ferial, y se convocaron manifestaciones, concentraciones y encuentros periódicos para pedir que se siguiera investigando y solicitar la colaboración ciudadana para dar con una pista o algún detalle del que poder tirar para encontrar a la joven, además lanzaron una página web con información de la motrileña para llegar a más puntos de la geografía.
Una carta escrita por ella, al parecer el mismo día de la desaparición, a un amigo, consolidó la idea de la familia de que no se había ido de propia voluntad. "La carta la escribió el mismo día de su desaparición, en ella le cuenta como le va el verano, se despide y le dice: son las 14.22 horas, mi madre me está llamando, me voy a comer. Un beso". Una de las hipótesis que barajó la policía era que se había fugado a Suiza, pero los amigos que tenía allí estaban informados de la desaparición, "sus amigos y familiares no saben nada y llaman todos los días para preguntar por ella", explicó entonces la madre.
En febrero de 2001, en vista de los pocos avances que estaba teniendo la investigación, la familia solicita que sean policías expertos en búsqueda de personas quienes se encarguen del caso de su hija. Además, reclaman un nuevo rastreo de la zona de cañaverales de la vega, donde dos meses antes se encontró una plantilla de calzado que podía pertenecer a su hija, "antes de que se inicie -en marzo- la recogida de caña de azúcar, ya que si allí existe alguna pista desaparecerá para siempre". Un año después el Juzgado de Instrucción 5 de Motril ordena el sobreseimiento provisional de la causa, lo que indigna a la familia de la joven que, además, se enteran por los medios de comunicación.
El 18 de septiembre de 2003 detienen a Tony Alexander King acusado de los asesinatos de Sonia Carabantes (Coín) y Rocío Wanninkhof (Mijas), dos casos que presentaban similitudes con el de María Teresa. Un año más tarde el abogado de la familia, José Rojas, apuntó que una de las líneas que iniciaron fue a través de un periodista que "nos facilitó una carta que se había publicado en una revista. El director de la revista se pone en contacto conmigo y con el inspector de la Policía, nos remite por fax la carta que Tony King le había mandado a su exmujer desde la prisión de Albolote, donde está preso, y en la carta le hace una serie de comentarios. Le pregunta por su hija, y le dice literalmente: dile a Graham que le haré pagar por lo que le hizo a Rocío, a la chica de Motril y al hombre de Cabo Pino. La chica de Motril no podía ser otra más que Teresa. Nos pusimos en marcha e intentamos tener una entrevista con King, y de hecho, a través de su abogado, conseguí entrevistarme con él en prisión". El abogado mantuvo una charla de dos horas a través de la cabina en la que le preguntó una serie de cuestiones con la que poder montar una investigación. Gracias a eso consiguieron que lo llevasen al Juzgado de Motril a declarar en dos ocasiones, y "aunque los jueces nos decían que las respuestas que daba eran un poco evasivas, incoherentes, que no había nada seguro de donde poder tirar" y acabaron archivando las diligencias. "Teniamos especial interés en que declarase su exmujer, su cuñada, y sobre todo Graham, que era a quien imputaba la muerte de Teresa", "siempre insistimos en que era importante un careo entre ambos, y el Juzgado nunca lo concedió", añadió.
En 2005 se hace cargo del caso el Inspector Jefe Francisco Pérez Polo que inicia varias líneas de investigación y vuelve a revisar todas las declaraciones e hipótesis que se tenían hasta la fecha.
A finales de 2008 el caso da un giro tras recibir una carta anónima hecha con recortes de periódico en la que se daba información sobre María Teresa. "Se han dado muchas pistas falsas, porque ha habido gente sin escrúpulos que han cogido y han llamado a los padres para decir: vuestra hija está en tal sitio, vuestra hija la tiene no sé quién, pistas falsas que ha habido que investigar", señaló Rojas.
En la misiva se señalaba una finca, y pese a que todo apuntaba que la carta se había mandado con otras intenciones, la información coincidía con otra que habían recibido por teléfono, el padre movió más de 500 metros cúbicos de tierra para averiguar si su hija estaba allí, como le decían.
En el 2012 volvieron a surgir nuevas pistas: unas llamadas telefónicas realizadas desde una cabina situada en la Plaza de España de Motril, aunque al final no encontraron nada.
Los siguientes años los padres siguen haciendo un llamamiento para que la desaparición de su hija no caiga en el olvido y se siga investigando. Por su cuenta, la familia estuvo siguiéndole la pista por diferentes partes del mundo, Antonio señala que ellos la última vez lo tenían localizado en Irlanda, tras su paso por Egipto, pero que al final desistieron de seguirle la pista.
Antonio incide en que aquel entonces Motril era un pueblo, "no estaba preparado para un caso tan grande. Paso tiempo hasta que quisieron venir de Madrid un equipo especializado en desapariciones, estaban unos días, le daban trabajo a los que estaban aquí y se volvían a ir. No es lo mismo que un equipo de investigación que permanezca en la zona, que se implique con los casos y que se centre en averiguar realmente lo sucedido. Vinieron tarde y no estaban permanentemente".
Este 18 de agosto se cumplen 25 años de la desaparición de María Teresa Fernández, y su familia no pierde la esperanza de encontrar una pista que les permita dar con el paradero de su hija y terminar con este cuarto de siglo de sufrimiento y ausencia.
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