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Cardiff, un dragón sin fuego

El dragón del Castillo de Cardiff custodia una réplica de la Copa de Europa.

El dragón del Castillo de Cardiff custodia una réplica de la Copa de Europa. / peter powell / efe

Dicen que hoy se juega la final de la Liga de Campeones, pero no lo parece. Cardiff, tierra de dragones y de un partido incomparable, es en las horas previas al choque una ciudad que vive ajena a la cita mientras espera a 40.000 hinchas en un viaje de aventura.

Cardiff es una pequeña ciudad portuaria, ubicada al sur de Gales, y cuyo símbolo es el dragón rojo, que en su fundación se impuso a uno blanco que era la personificación del mal para edificar un país tan orgulloso como sereno.

4.000Plazas hoteleras. Son las únicas de que dispone la ciudad portuaria del sur de Gales

El Castillo de Cardiff mantiene su aspecto épico junto al Millennium Stadium, escenario de la final, mientras el centro se llena de olor a salchichas y efluvios de la cerveza amarga que tanto gusta en todo el país.

Eso era y sigue siendo Cardiff, muy por encima de la sede de la final de la Liga de Campeones. Porque en realidad no hay casi nada que permita aventurar que mañana se jugará el partido de fútbol más importante del año.

No hay apenas hinchas del Real Madrid y de la Juventus. ¿Por qué? La ciudad apenas cuenta con 4.000 plazas hoteleras. Y la oferta disparó los precios hasta extremos delirantes. Se está pagando más de 1.000 euros por noche por una habitación simple en un hotel de tres estrellas de la ciudad.

Un detalle habla de lo que son las horas previas: hay más agentes de policía que plazas hoteleras. Con el Reino Unido en situación de alerta máxima de terrorismo tras el reciente atentado de Manchester, 6.000 agentes se encargan de la seguridad del evento.

El viaje también es penoso, ya sea desde España o desde Italia. Escasos vuelos regulares, pocos directos y con unos precios prohibitivos para cualquier aficionado medio son la dolorosa perspectiva que se le ofrece a un hincha con entrada.

La alternativa que eligieron muchos españoles fue la de pagar 320 euros por viajar 30 horas en una litera de un autobús en extenuante trayecto de ida y vuelta, sin pernoctar en un hotel. Es el precio de ser un apasionado de unos colores y de llegar a una ciudad sin camas suficientes para un evento de estas características.

Otra opción, igualmente poco deseable, es alojarse en una ciudad como Bristol, a más de una hora de Cardiff, con el riesgo de quedarse sin medio de regresar una vez finalice en partido de la final. Una perspectiva de alto riesgo.

Nada en los alrededores del Millennium Stadium de Cardiff permitía sospechar que allí se celebrará hoy un acontecimiento masivo. La fina y persistente lluvia no se podía mezclar con los fans porque éstos simplemente no existían. Al menos a nivel masivo.

Varias fotografías gigantes del madridista Gareth Bale, el ídolo local, eran lo más parecido a un ambiente de fútbol que podía ofrecer Cardiff a la espera de que hoy lleguen a la ciudad los hinchas.

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