No hay peor astilla que la de la misma madera, aunque el dicho esté cogido de un hilo para hacer hincapié en la casualidad de que Córdoba (Jhon) diera el triunfo ante el Córdoba (CF). Un solitario gol del colombiano va a servir para que el Granada vaya a la ciudad de la Mezquita con una mínima ventaja que puede ser suficiente.

El primer tiempo fue del Granada y de Córdoba. El delantero rojiblanco se dejó ver en el área rival y buscó la portería hasta en tres ocasiones con remates entre los tres palos. En dos hizo intervenir a Saizar y en la restante celebró el tanto de la victoria.

El primer tiempo no fue como para tirar cohetes, pero por lo menos se vio al Granada merodear mucho por donde en Liga se le ha visto poco: el área rival. Además, los de Caparrós, con Córdoba a la cabeza, se atrevieron a chutar. No mucho, pero sí con puntería. El meta visitante tuvo que intervenir en un par de ocasiones y en otra se limitó a ser testigo directo del gol. Por lo demás, los números del acto inicial inclinaron la balanza descaradamente a favor de los locales, en cuyas filas Oier pasó totalmente desapercibido. Fueron 45 minutos de guante blanco, con faltas sin trascendencia y sin ninguna tarjeta.

En la segunda parte cambió un poco del decorado numérico. El Granada buscó la contra y, aunque tuvo alguna ocasión para incrementar el marcador, bajó su producción ofensiva en casi todos los aspectos. El conjunto visitante intentó estirar sus líneas, pero su capacidad de ataque quedó reducida a la nada. Oier apenas actuó en el segundo tiempo y nunca fue en una jugada con peligro.

Pudo ser determinante el aspecto disciplinario. Aparecieron las cartulinas amarillas, de las que dos fueron a parar al visitante Ekeng, que fue expulsado. Esta circunstancias no fue aprovechada por el Granada. ¿No pudo o no quiso?