El Getafe agrandó su hasta ahora escueta trayectoria europea con un triunfo ante el Anderlecht, un histórico en decadencia, que nunca incomodó la clasificación a los dieciseisavos de final de la Copa de la UEFA del conjunto madrileño, que obtuvo, además, como primero de su grupo. La victoria dio empaque a la evolución del bloque de Michael Laudrup en su debut europeo. Terminó la fase de grupos por encima del Tottenham, el Anderlecht, el Hapoel israelí y el Aalborg danés. Evitará en los cruces a un rival de la Liga de Campeones y disputará el encuentro de vuelta en su estadio. Ese es el premio.

El partido pronto se puso de cara para los madrileños con el afortunado tanto de Pablo Hernández, cuyo disparo rebotó en Roland Juhasz. El balón hizo un extraño y rebasó al meta belga.

El choque se había puesto al antojo del cuadro de Michael Laudrup a los seis minutos de partido. Desvestido de cualquier tipo de presión y ante un rival menor, la empresa pareció tornarse en un trámite para el Getafe.

Está a años luz el Anderlecht actual del equipo que formó parte de la nobleza del fútbol del Viejo Continente en los años setenta y ochenta. Actualmente representa la crisis de identidad por la que atraviesa el fútbol belga. Quinto en la Liga de su país, ya no tiene trascendencia en Europa. Su permanencia en la competición se debe más al deméritos del resto de rivales que a su propia cosecha. Ni siquiera la necesidad de victoria para resguardar la clasificación estimuló su puesta en escena en el Alfonso Pérez. Sin embargo, la inconsistencia del conjunto de Laudrup estuvo a punto de darle un gol inesperado a los doce minutos de partido.

No hubo más noticias del Anderlecht en el tramo inicial. Su castigo fue aún mayor a la vuelta de vestuarios, cuando Pablo Hernández efectuó un certero centro al segundo palo de Zitka y fue rematado por Celestini. Thereau, en el descuento, maquilló un castigo que pudo ser mayor.