Brasil · el regreso

Melo, víctima de las críticas

  • La afición brasileña insulta y culpa al jugador de la eliminación ante Holanda

Dos días después de la derrota por 2-1 ante Holanda en cuartos que sepultó el sueño de lograr el hexacampeonato en el Mundial de Sudáfrica, la selección brasileña regresó ayer a casa protegida por una fuerte escolta policial del reducido número de aficionados que esperaban al grupo dirigido por Dunga.

En Río de Janeiro, la primera escala del vuelo desde Johannesburgo, algunos hinchas rodearon a Felipe Melo para insultarlo por haber marcado en propia puerta el gol de empate de Holanda y luego haber sido expulsado por un pisotón a Robben.

El incidente llevó la Policía federal a aumentar la protección tras la llegada del avión a Sao Paulo, donde los diez jugadores que no desembarcaron en Río -entre ellos Kaká- salieron del aeropuerto por la misma pista de aterrizaje para evitar el contacto con unos 200 aficionados que lo esperaban, en su mayoría para aplaudirlos.

"Ha sido una payasada lo que ha pasado. Vinimos para demostrar nuestro apoyo a la selección, pero ellos han evidenciado que la afición no les importa para nada, lo único que quieren es el dinero millonario que reciben cada fin de mes. Estoy aquí desde las tres de la madrugada y me voy frustrado, sin haber logrado sacar ni siquiera una foto", comentaba un estudiante.

Salvo por Melo, que se asustó con las manifestaciones de hostilidad de los hinchas, los jugadores que desembarcaron en Río de Janeiro no llegaron a tener problemas. El portero Julio César fue incluso aplaudido por los alrededor de 100 hinchas que aguardaban la llegada del equipo en el aeropuerto. Con lágrimas en los ojos, el portero del Inter agradeció el cariño de sus compatriotas.

"En esos tres años y medio, este grupo logró rescatar algo fantástico, que es el amor de los aficionados. Tengo mucho que agradecer a esta hinchada. Sé que el sentimiento es de tristeza, porque todos nosotros queríamos ese hexacampeonato, dijo antes de estallar en llanto abrazado a su madre en el coche que lo condujo a su casa.

Dunga siguió en avión directamente a la sureña ciudad de Porto Alegre. En su nombre habló en Río su asistente, el ex jugador Jorginho, quien aseguró que la comisión técnica no se arrepiente "de nada" en lo que se refiere a la fracasada campaña en Sudáfrica.

"No nos arrepentimos de nada, todo fue hecho según lo planificado, y yo no cambiaría nada de lo que hicimos", expresó Jorginho, quien declinó confirmar si Dunga abandonará el cargo, como anticipó en Puerto Elizabeth tras la derrota ante Holanda.

"No hubo ninguna reunión todavía. Aún no sabemos el futuro. El próximo entrenador que venga -si no se mantiene esta comisión técnica- seguramente tendrá en manos un excelente legado para 2014, con un grupo muy unido", agregó el ex lateral derecho del equipo brasileño tetracampeón en el Mundial de Estados Unidos 1994.

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