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Reinventado año tras año

  • Bien dirigidos por Luis García, el cuadro madrileño destaca por saber fichar pese a las numerosas bajas que acumula temporada tras temporada

Complicado partido el que afronta en el día de hoy el Granada CF frente a un equipo, el Getafe, en el que sus directivos han de sacarse de la manga un milagro temporada tras temporada. La precaria situación económica hace que prime la inteligencia y la coherencia sobre cualquier otro factor y eso lo han entendido a la perfección.

La salida del club de jugadores referentes como Cata Díaz, Pedro Ríos, Ustari o Casquero, lejos de disminuir el potencial de la plantilla ha permitido la llegada de futbolistas como Abraham, Lafita, Xavi Torres, Moyá o Pedro León, configurando un equipo competente. Cada año se reinventa el equipo.

orden posicional

A nivel funcional, el Getafe ha ido adoptando partido tras partido el libreto futbolístico de su entrenador, Luis García,. Se trata de un equipo caracterizado por su orden posicional dentro del terreno de juego, tanto a nivel estructural como funcional, de los llamados equipos con gran rigor táctico sobre el césped. Tupir cualquier posible espacio de progresión al equipo rival con la proximidad entre jugadores y entre diferentes líneas es el primer objetivo. Por ello se trata de un equipo muy difícil de batir y que prioriza como fase en ataque el contraataque, cediendo la posesión al rival para recurrir a la velocidad tras recuperar el balón y manteniendo fe ciega en las reanudaciones de juego a favor para imponerse a sus rivales.

problemas en la salida

La meta getafense está defendida por el ex portero del Mallorca y Valencia Moyá. Un portero de buenos reflejos y de los que suman puntos al final de la temporada. Sin embargo, le cuesta asumir que su espacio de intervención llega más allá de los límites del área de portería.

Al conjunto azulón le cuesta generar superioridades en el inicio de los ataques. Sus centrales no ejercen tal misión con excesivo rigor, puesto que entre sus capacidades no está la de saber encontrar con facilidad a los de la siguiente línea. Alexis, Abraham o Lopo son jugadores de cualidades más universales. Por fuera, Valera, Miguel Torres o Mané tampoco contienen las ideas necesarias para transitar eficientemente pasándole el balón a los cercanos.

gran tercera línea

Juan Rodríguez, Lacen, Míchel o Xavi Torres también se movilizan para abrirle las líneas de pase, se acercan y se distancian con disciplina, con la esperanza de que el envío consiga superar a los que presionan.

Ante este hecho, son los integrantes de la tercera línea los que mejor realizan la tarea de recibir provechosamente. En esos espacios es donde los getafenses congregan a los futbolistas más pudientes. Diego Castro, Sarabia, Gavilán, Lafita y sobre todo Abdel Barrada, suelen convertir en oportunidades magníficas cualquier entrega por mal realizada que haya sido efectuada.

En ellos nacen y mueren las posibilidades de victoria de los suyos. Son jugadores que dan sentido a ese trabajo previo de organización en propio campo en post de la recuperación del balón. En ellos radica el toque de creatividad de este equipo, sobre todo en la interpretación de la fase de contraataque al tratarse de cualificados actores en dicho guión. Desborde, sencillez para asociarse congruentemente y garbo para encontrar el gol se perciben cada vez que contactan con la pelota.

La generación de juego en una banda para finalizar por la opuesta es una constante en el ataque de este equipo.

definición

El constructor de las acciones de finalización le son asignadas a Álvaro Vázquez, que destaca por su capacidad para gestar jugadas y dotarlas de riesgo por sí solo, y para el que los criterios y la variabilidad en el desmarque no tiene secretos

Esperando su oportunidad estará el canterano del Valencia Paco Alcácer, del que se espera mucho más de lo que está demostrando y Adrián Colunga, al que se le ha llegado a relacionar con el equipo rojiblanco en estos últimos días.

Como sus asociaciones en ataque no son extremadamente minuciosas, cuando pierden el balón pueden quedar excesivamente expuestos. La gestión de la pelota les distancia, así que cada pérdida les hace vulnerables.

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