Copa del Rey - Granada-Osasuna

Esa extraña sensación de ganar (1-0)

  • Primera victoria de la temporada para el Granada, que si bien no da puntos por ser en Copa, muestra el camino del triunfo a la plantilla.

  • Lucas hace debutar al granadino Entrena, que está cerca de marcar el 2-0

Las caras al término del partido de los aficionados del Granada era una sonrisa continua y contagiosa. Incluso unos bajaban las escaleras comentando que "el Sevilla nos va a meter una buena" en referencia al encuentro del sábado, pero lo hacían entre risas sinceras. Ganó el equipo rojiblanco un partido oficial, algo que no hacía desde la salvación en el Pizjuán en mayo. Más de medio año en una estadística que todavía rola cuando se piensa en el campeonato de Liga. Pero el equipo se ha sacudido las telarañas y, aunque ni mucho menos brilló, al menos no se queda con el golpe moral que hubiera supuesto no hacerlo ante un Osasuna que, aunque con suplentes y canteranos, demostró ser peor conjunto que el granadino.

El ambiente no fue el más idóneo para empezar. Frío, poco público, incluida la grada de animación, que se dividió entre los que pidieron la dimisión de la directiva y los que, aparte de afearles el cántico, se dedicaron a animar al equipo, que en el fondo se trata de eso. El partido no contribuyó a cambiar demasiado el hastío de la afición hacia el equipo, que presentó un once extraño, más reconocible de medio campo atrás que hacia adelante, pese a que en la delantera figuraban nombres de jugadores de esos que Lucas decía que tenían hambre.

No exigió apenas Osasuna en la primera entrega. Amagó con tratar de entrar por la banda de Tabanou. A la espalda del francés y de Gastón Silva llegó la única acción reseñable de los navarros en la entrega inicial. Un balón largo hacia Rivière que controló con Lombán encima, mandando el asturiano a córner (1').

El partido tuvo un ritmo de pretemporada en la primera mitad, que se hizo larga y tediosa entre que el Granada se hacía con el mando de la pelota y el Osasuna se echaba atrás. Sin embargo, hasta la recta final no se tradujo el control del esférico con oportunidades. Tardó en hacerse al 4-4-2 el equipo de Alcaraz, que sin alardes, acabó el primer acto con diez disparos a puerta por uno de los de Caparrós. La segunda fue mejor y con más variantes, con un Granada más ofensivo y atrevido, y un Osasuna que sólo se acercó a Ochoa tras encajar el 1-0, pero guiado solo por la inspiración de Sergio León.

Fue cerca del final del primer tiempo cuando de verdad los acercamientos del Granada se convirtieron en ocasiones claras. Subió la intensidad local bajo la guía ofensiva de Alberto Bueno y la aparición de un Angban que se portó como un titán en el corte de los ataques osasunistas. Si pasaba alguno, Lombán y Gastón Silva acababan desesperando a los navarros. Estuvo cerca el argentino Ponce en una de las mejores acciones trenzadas de todo el curso. Alberto Bueno salió bien de un pase comprometido, abrió a la izquierda donde entraba Atzili, y este sirvió por delante para que llegara al remate el rosarino. Con la grada en pie, Mario Fernández sacó la pelota. El rebote golpeó en Ponce y en esa suerte la pelota acabó fuera (37'). Una falta de Bueno salió pegada al poste y justo antes del intervalo, Atzili recuperó dentro del área en una indecisión entre defensas, asistió a Ponce, que muy presionado, se hizo hueco para marcar a puerta vacía. Un zaguero evitó el disparo y el rebote le cayó a Jon Toral, que tiró alto con la meta para él.

En la segunda parte también dio un paso más adelante el Granada. Bajo la premisa de que el equipo no fue brillante, gozó de oportunidades para golear. Antes del golazo de Jon Toral, en el que por fin se vio toda la calidad que atesora, granadinos y pamploneses tuvieron dos disparos con cierto picante. Pero los de Alcaraz son mejor equipo que Osasuna, y aunque la compenetración no es la idónea, se ve que hay mimbres para más.

Con el 1-0 incrustado en la cruceta de Mario, el equipo local empezó a sumar y hasta a Lucas le dio tiempo a hacer debutar al panciverde Juanan Entrena, que incluso tuvo en sus botas la gloria de poder marcar, pero en su mano a mano (fenomenal pase de Bueno) se encontró con un portero gigante una portería milimétrica. Mario salvó el 2-0. Era el 84' y antes hubo oportunidades, sobre todo para sentenciar. Alberto Bueno centró por banda derecha de primeras y Ponce en dos tiempos no puede rematar (58'). En la recta final, con la entrada de Carcela, se sumaron acciones de peligro con un disparo del marroquí y una larga jugada suya que acabó con Ponce chutando al poste en el descuento.

El Osasuna se decidió a atacar estando por detrás en el marcador, pero los dos disparos de Sergio León en los dos lados del área estuvieron bien defendidos, y en la única clara que tuvieron los de Caparrós, también la zaga sacó los remates a bocajarro de Rivière y Fausto (69').

Pero en general, y pese a la victoria, durante gran parte del partido se vio a dos equipo de un nivel más adecuado para la Segunda División que para la Primera. Falta ver si el triunfo es esa catarsis que necesita la plantilla y que espera Lucas, y que lo mismo activa circuitos cerebrales que el equipo tenía oxidados.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios