El FC Barcelona solventó al final con tranquilidad un partido que en cualquier otra circunstancia, se le hubiera complicado mucho (3-0). Le costó marcar ante un Olympiakós lamentable, que renunció completamente a atacar, pero que se defendió como gato panza arriba, y que se hizo el hara-kiri al marcarse en su propio arco. Con esa ventaja mínima, el Barça no pudo ampliar diferencias y justo antes del descanso se quedó con uno menos por irresponsable expulsión de Piqué al reclamar un gol anulado cuando ya tenía amarilla. La cortedad del tanteador y estar con diez era una amenaza, hasta que el de siempre, el '10', Leo Messi desatascó a su equipo de falta directa. Pasó el temporal.

A pesar de todos los contratiempos que tuvo el Barça, la victoria resultó cómoda. Lo pasaron mal los de Valverde en la primera parte al no irse al vestuario con más goles a su favor. Los tuvo de muchas formas, pero el ejecutor Luis Suárez estuvo ayer negado ante el meta griego Silvio Proto, que metió bastantes manos salvadoras. Fue un compañero suyo el que deshizo el 0-0 al empujar hacia su propia meta un centro raso de Deulofeu. Un gol feo pero que valía igual.

Antes del descanso llegó la roja a Piqué, absurda y que amenazó con complicarle las cosas al Barça. Pero aun estando con uno menos, los culés fueron dominadores claros del encuentro. Una falta de Nikolaou, el mismo del autogol, permitió que de suave toque Messi elevara los dos tantos de renta pasado el cuarto de hora. Al fin respiró el Camp Nou, que tuvo tiempo de ver el estreno goleador como barcelonista del francés Lucas Digne, que recogió un pase de Messi que no pudieron rematar ni Messi ni Paulinho en primera estancia.

El resto del partido discurrió sin más sobresaltos, con los griegos consiguiendo el gol del honor tras un saque de esquina en el último minuto. Su autor fue Nikolaou, que al menos se resarció de sus errores en el choque.