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Trabajo con poco premio

  • El Granada llega al área del Córdoba con más peligro durante el partido · Efectividad local en la primera parte: dos tiros a puerta suponen un gol y un poste

El cántaro no se rompió. Por mucho que el Granada CF se arrimó, por mucho que llenase el botijo en la fuente cordobesista, la vasija llegó intacta al final de los noventa minutos.

Pocas veces el Granada habrá mostrado tanto en la ofensiva, y más lejos de casa. Pocas veces habrá visto Fabri construir a su equipo ocasiones y llegadas una tras otra más allá de Los Cármenes. Los números globales hablan de un equilibrio en ataque. En la primera mitad dicen que el conjunto granadino llegó más y con más peligro. De catorce llegadas a las inmediaciones del guardameta local por doce de estos, pero con más peligro rojiblanco. Todo porque Alberto García hubo de emplearse a fondo, con más disparos entre los tres palos que su equipo.

El Granada acarició el gol y al Córdoba no le hizo falta apabullar para lograrlo: tres tiros entre los tres palos con el resultado de un gol y un poste. Demasiado premio para lo expuesto. Al menos Orellana igualó el marcador antes del descanso. Por guarismos, era lo justo. Y más tras lo que veía sobre el mojado Arcángel. Antes del asueto, el equipo de Lucas Alcaraz mejoró sus prestaciones y apariciones en ataque. En los peores momentos del Granada, el conjunto cordobés maquilló unas estadísticas que le descubrían en la primera mitad.

En la segunda parte, el pistón de ambos equipos bajó. Menos apariciones peligrosas pero más llegadas a las inmediaciones de ambos porteros. Aún así, el Granada llegó con más peligro, con Orellana muy activo, Benítez dueño de la banda y Geijo, más presente que durante los primeros 45 minutos. Hasta Ighalo, que entró con el partido controlado, tuvo la ocasión de tirar con veneno al arco verdiblanco. El bagaje ofensivo también se observa en la cantidad de córners. Los de Fabri, con quince minutos jugados de la reanudación, ya doblaban los lanzados en el primer acto.

Pero todo se rompió con la roja a Siqueira. Los números se igualaron gracias a la inferioridad numérica rojiblanca, que cortó la sangría que los de Fabri le estaban endosando a los pupilos de Alcaraz. Pero ni con estas tuvo más el Córdoba. Llegaba, sí, pero sólo una vez entre los palos en esos minutos. Apurando, hasta el Granada fue más peligroso con uno menos, con el tiro que García le sacó a Benítez y el jugadón del nigeriano Ighalo dentro el área. Con Roberto jugando como líbero en los últimos minutos de partido, sus intervenciones en el juego crecieron, aunque siempre como jugador más de campo, al contrario que su homólogo cordobés, que si intervenía era para rehuir peligro.

En resumen, los de Fabri expusieron más ante un Córdoba de fuegos de artificio, pero que les bastaron para sumar un punto. El Granada crece en presencia fuera de casa, pero dos fallos puntuales, el de Roberto en el gol y la expulsión rigurosa de Siqueira, condenaron el duelo a las tablas.

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