España venció por 2-0 a Irlanda en la última prueba antes del debut el domingo con Uruguay en la Copa Confederaciones de fútbol de Brasil. Un gol de Roberto Soldado en el minuto 69 y otro de Juan Mata en el 88 dieron el triunfo al campeón del mundo y de Europa en el amistoso disputado en el Yankee Stadium de Nueva York, donde se mostró más competitivo y con más ritmo que en el encuentro del sábado en Miami ante Haití.
España viaja mañana a Brasil, donde el domingo jugará en Recife el primer partido ante el campeón sudamericano. La Copa Confederaciones es el único título que le falta a España, que ha hilvanado dos Eurocopas y un Mundial desde 2008. El seleccionador, Vicente Del Bosque, alineó de inicio a un once que si no es con el que debutará el domingo en la Copa Confederaciones, sí será muy similar.
El estrecho réctángulo del Yankee Stadium, más acostumbrado al diamante del béisbol, perjudicó a España ante la buena defensa irlandesa, que hace un año se vio claramente superada en la primera fase de la Eurocopa. Los atacantes españoles se movían y combinaban rápido, pero no lo suficiente. Las primeras oportunidades llegaron con Piqué y Ramos en sendos corners. En el minuto 27 fue Irlanda quien dispuso de la más clara: Sammon fue más decidido que Piqué por la pelota, se la llevó y se plantó sin acierto en un cara a cara con Valdés.
Reaccionó España, que probó los disparos lejanos antes de activar su juego entre líneas con Silva. El jugador del Manchester City puso sendas pelotas de gol a Villa, que no acertó en los minutos 32 y 39. Luego fue Xavi quien vio el pasillo interior para Pedro entre un mar de piernas. El extremo del Barcelona se hizo hueco y su violento disparo con la zurda se estrelló en el travesaño del arco de Forde.
El partido era mucho más competitivo en la ventosa noche de Nueva York que el del sábado bajo el calor de Miami ante Haití. Para el segundo tiempo sólo hubo de inicio en España el cambio de Jesús Navas por Silva, próximos compañeros en Inglaterra. En el minuto 57 se marchó con molestias Robbie Keane, el más reputado jugador irlandés, y ahí empezaron las permutas de futbolistas.
Del Bosque hizo entrar a Iker Casillas, Cesc Fábregas y Soldado. Contando los minutos disputados entre los dos amistosos por los tres porteros, Casillas, que no había jugado desde el 23 de enero en el Real Madrid, acumulaba más. ¿Una señal? España dominaba, pero le costaba acercarse al arco rival como lo había hecho al final del primer tiempo.
Soldado, una de las novedades respecto al grupo que ganó la Eurocopa en Kiev hace un año, demostró por qué puede ser muy útil al equipo. En el minuto 69 sacó un gol de donde no lo había. Estampó una pelota sin dueño junto al borde del área directamente a las mallas irlandesas. Un disparo de primera, sin preparación, sin pensar, puro instinto. Un toque, un gol, la especialidad del goleador del Valencia, que estrelló dos pelotas en el poste el sábado.
Juan Mata suplió a Xavi, al que Del Bosque mima, consciente de que lo necesitará en los partidos relevantes, como ocurrió en la Eurocopa, donde estuvo discreto hasta el recital en la final contra Italia. En el minuto 80, después de una buena oportunidad de Soldado, más efectivo a un solo toque que con tiempo para pensar, Irlanda celebró el gol del empate, aunque segundos después supo que había sido anulado por fuera de juego de Cox antes del remate desde cerca del defensa St. Ledger.
Santi Cazorla, que disputó los últimos minutos en lugar de Pedro, obligó a una gran estirada al arquero irlandés para salvar su disparo desde fuera del área. En el minuto 88 una gran combinación entre Cazorla y Mata la culminó el atacante del Chelsea para poner el 2-0 y reclamar que también quiere pelear por un puesto en Brasil, adonde viaja mañana España en busca del único título que falta en su palmarés.
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