El juego de ataque del Club Baloncesto Granada ofreció ayer casi todas las tonalidades. Vamos, pareció que juntó al doctor Jekyll, a mister Hyde y a sus respectivas personalidades ocultas. Y su rival, el CB Murcia, no anduvo muy descaminado.

En el primer cuarto fue el bueno para el cuadro entrenado por Trifón Poch, que ofreció un ataque equilibrado y sin apenas fallos en los lanzamientos desde cualquier posición (mérito propio y demérito de sus visitantes, que durante los primeros diez minutos fueron más que amigos en defensa). Por el contrario, los murcianos apenas dieron una a derechas. Lo que metió el equipo dirigido por Edu Torres fue casi siempre debajo del aro, donde Prentes tuvo demasiadas facilidades, mientras que los intentos de triples se quedaron precisamente en eso, en meros conatos. Eso sí, todos ellos fueron lanzados desde la izquierda de su ataque y ya se sabe que este lado está algo aliado con la crisis...

El siguiente acto fue feo. El CB Granada bajó el porcentaje de acierto, claro que su rival no varió y siguió negado, incluso más que sus anfitriones. Pocas canastas en ambos lados y demasiados fallos por todas partes. Al menos, los granadinos estuvieron un poco más acertados e incrementaron su renta a favor hasta los once puntos (41-30). Llamativo es la absoluta 'regularidad' mostrada por los pimentoneros desde más allá de la línea de 6,25: siete intentos y siete fallos. Y eso que se escoraron un poco hacia la derecha. Por lo visto, en todos lados cuecen habas.

Tras el bueno y el feo, el tercer cuarto fue el malo. Los visitantes se dieron cuenta que a los granadinos les sentó mal el paso por el vestuario. Vujanic se puso las botas en continuas penetracio nes y Prestes hizo lo propio bajo el aro del CB Granada. Además, los murcianos empezaron a encontrarse con los triples (curioso que los tres anotados fueron desde la derecha y los cuatro fallados, desde la izquierda). En la pista contraria, a los granadinos se les secó la pólvora. Una defensa en zona y un ataque demasiado estático produjo demasiados fallos. Por fuera, nada de nada desde ningún sitio. Todo el fruto que se cogió en juego fue por dentro.

En el último cuarto, el del desenlace, los dos equipos lo intentaron por todas partes. Las prisas fueron malas consejeras, sobre todo cuando se quiso hacer puntos de forma rápida a base de triples. Donde apenas hubo errores fue desde la línea de tiros libres. Precisamente, en este apartado el CB Granada estuvo superior: sólo un fallo después de 22 tiros. Y al final esto fue clave.