Deportes

La ceremonia de Uggi y del 'selfie day'

  • La mascota de la Universiada 2015 se divierte con los deportistas, tan pendientes de la gala como de inmortalizar su momento de gloria

Que una ceremonia de inauguración de un torneo con carácter multidisciplinar como una Universiada se celebre en un Palacio de Congresos no es lo más habitual. Que salga bien y no desluzca menos aún. Dicen que en Granada todo es posible, y que Spain is different; y probablemente por eso ayer; en un día marcado por la climatología, el Palacio de Congresos se convirtió en el mejor de los escenarios posibles para abrir diez días de frenesí deportivo en la capital.

No en vano, fue trasladarse el protagonismo a la calle y llegar el primer contratiempo, y nunca mejor dicho: el intenso temporal que azota la península 'congeló' por unos momentos el encendido del pebetero. Cierto es que la climatología no fue la más propicia, tampoco puede uno ponerse fino. Porque ¿qué mejor estampa para una Universiada de Invierno que una ciudad nevando el día que se exhibe a medio mundo? Rusos, chinos, alemanes, estadounidenses, neozelandeses o sudafricanos... Representantes de los cinco continentes desfilaron por el pasillo central de una Sala García Lorca abarrotada para la ocasión. En medio de todo es bullicio, dos protagonistas: Uggi y el palo de selfie.

Pese a tener reservado un segundo plano, la cabra montesa Uggi se hizo querer como la que más. Animó desde el principio con palmas y saltos, bailó al ritmo que marcaba un animado Fernando Díaz de la Guardia, y se achuchó con algunos deportistas de diversas delegaciones.

No se puede usar el popular tópico de que hizo las delicias de los más pequeños (no había), pero sí que se encargó de sacarle una sonrisa a todos los presentes. Deportistas, políticos, presentadores y hasta periodistas se regocijaron con las travesuras de la cabra montesa. Quien lo iba a decir cuando hace pocos meses muchos la compararon con la mítica Aker: la mascota del Baskonia de baloncesto. La polémica se alimentó aún más cuando se supo que un vitoriano diseñó a Uggi. 

El palo de selfie también tuvo su momento. Como todo lo que ponen de moda los yankies, la última moda en autorretratos no podía faltar en el evento más importante que albergará la capital este año. Y no porque algunos de los que ocupabanel patio de butacas lo usaran. Fueron los mismos atletas quienes no dejaron pasar lo oportunidad de autorretratarse en un día especial para todos ellos.

Y es que una Universiada de Invierno, por más que no pueda equipararse a unos Juegos Olímpicos, no deja de ser algo grande. Un crisol de culturas y una fiesta del deporte que requiere de una infraestructura sólida. La de centenares de voluntarios pendientes de que todo salga a la perfección, la de trabajadores temporales que encuentran una oportunidad, y la de una ciudad que tiene la ocasión de disfrutar de lo más granado del deporte.

La sensación generalizada entre los asistentes fue de gratitud. A casi todos se les podía ver una sonrisa en la cara. E incluso a algunos de los periodistas y reporteros gráficos desplazados para la ocasión. Algunos llegados desde puntos tan remotos como Corea del Sur. Un despliegue de medios reflejado en las 200 acreditaciones de prensa expedidas.

Países como Estados Unidos, Canadá, Noruega, Suecia o Rusia estarán más atentos que nadie a lo que pase en los próximos diez días. En esos lugares, los deportes de invierno son muy populares. En Canadá, por ejemplo, se inventó el hockey hielo, deporte nacional del país norteamericano. En Noruega fue donde se popularizaron y extendieron algunas disciplinas satélite del esquí.

Lo que está claro es que unos y otros miraran a Granada. Para muchos de ellos es una de las ciudades del "olé" que entonó el presidente de la FISU, Claude-Louis Gallien, en su discurso. La mayoría la conocen por la Alhambra. Y algún lince de la Wikipedia seguro que sabe de sus famosas y exquisitas tapas. Lo que ninguno olvidará es que también es la capital de la nieve, del deporte y, para muchos, una de las ciudades que cumplió el sueño de sus vidas. No hay mejor legado para el futuro inmediato que ese.

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