Nada hacía presagiar que el choque de ayer entre el Nástic y el Granada CF quedaría resuelto en los primeros veinte minutos de la segunda parte a tenor de cómo se inició el mismo. Con tres ocasiones claras en apenas catorce minutos por parte de los locales, mucho tendría que cambiar el duelo para que el conjunto rojiblanco se llevara el partido. Pero así fue gracias, entre otros aspectos, a la calidad que tiene el equipo de Fabri en ataque sobre todo cuando goza de espacios. Así llegaron dos de los tantos en el día de ayer, y gran parte de los goles a lo largo de la temporada. Pero el encuentro tuvo otra serie de claves.

Con la caraja

Pese a mejorar en las últimas jornadas en los encuentros a domicilio, el arranque del partido del Granada recordó a anteriores citas lejos del estadio de Los Cármenes que tenían como final una derrota. Tres ocasiones claras pudieron poner el choque muy difícil para los de Fabri, que se vieron superados por el físico de Powel y los intentos por banda derecha, zona donde cuesta mucho cerrar las embestidas del rival habitualmente. Pero por fortuna, Roberto demostró una vez más ser un portero de superior categoría y mantuvo a su equipo en el partido. Sus intervenciones evitaron ir a remolque en el marcador y, sobre todo, obligaron a su equipo a adelantar la línea defensiva para evitar pasar por más sobresaltos, como así ocurrió.

Sin Abel no hay fútbol

Un problema que viene acusando el Granada es la intermitencia en su juego si Abel Gómez no se encuentra cómodo sobre el terreno de juego. Cuando el sevillano criado en Monachil entra en contacto con el esférico con asiduidad, gana en confianza y con ello su equipo. Y ayer volvió a ocurrir. Durante prácticamente la primera media hora apenas se le vio, pero conforme el Granada se quitó el dominio tarraconense y comenzó a enlazar desde atrás, todo fue más fácil. Su visión de juego y el pensar un segundo antes que el rival lo aprovecharon sus compañeros sobre todo en la segunda mitad y más concretamente Álex Geijo.

Decisivo

Juegue en la derecha o en la izquierda, donde verdaderamente Fabián Orellana crea peligro y lo demuestra partido a partido es en la media punta. Cada vez que entraba en contacto con el cuero generaba problemas a la zaga rival, pero fue por detrás de Ighalo donde se le vio en su salsa. Cinco de sus seis goles han llegado desde esa posición y ayer un disparo suyo tras recuperar el cuero en línea de tres cuartos permitió a Mikel Rico aprovechar el rechace de Rubén Pérez. Bajó en el segundo acto pero su participación no era necesaria tal y como se puso el partido.

Objetivo cumplido

Mucho se habló durante la semana de la titularidad de Ighalo y sobre todo de la suplencia de Álex Geijo, pero como dice en muchas ocasiones Fabri, las individualidades deben estar al servicio del grupo y ante el Nástic fue el más claro ejemplo. En una semana con tres partidos, tras 36 jornadas de titular indiscutible, y teniendo al nigeriano con confianza tras el juego que desplegó ante el Tenerife, el plan del gallego estaba claro: una hora para el '7' rojiblanco y media para el Pichichi del equipo que así descansaba, y le salió bien. El jueves Geijo saldrá en principio de titular y se acabarán las cábalas. Pero eso sí, con tres puntos más en el zurrón, como le gusta decir al de Santa Comba.