90 minutos 90 2 goles 03 disparos 410.5 km distancia recorrida 9.3 km

El increíble Isco

  • El del Arroyo supera el impacto de Hulk con una actuación memorable que le coloca en el escaparate · Dos goles de 'crack' y todo el muestrario de controles y regates

Un antes y un después del 18 de septiembre de 2012, bordado en los anales del malaguismo. Un antes y un después en la carrera de Francisco Román Alarcón. Isco se parte la camisa delante de toda Europa. Pero no como Hulk, el hombre masa, sino que lo hace con delicadeza, con exquisitez, con ese aire de artista, mitad torero, mitad flamenco. Con una actuación primorosa. 20 años y el futuro por delante, es el indiscutible jugador de la jornada en el estreno de la Liga de Campeones. Isco regala un partido de dimensión insondable, mágico, desde el minuto 1 y 90. Ridiculiza a Anyukov, un lateral derecho que jamás olvidará el martirio de esta noche en La Rosaleda. Desde la banda izquierda, el malagueño despliega su fútbol. Pero barre todo el frente de ataque.

Isco se coloca en el escaparate, aún más, con dos goles de alto standing. Costó 6 millones de euros en 2011. Hulk, hace tres semanas, le valió 60 millones de euros al Zenit, pagados al Oporto. Curioso, 10 veces más que el genio del Arroyo de la Miel un año atrás. Era una apuesta arriesgada. Hoy quizá sea la mejor operación de la historia del Málaga, por realidad y proyección. Son situaciones distintas, evidentemente, dos escenarios opuestos. Esta actuación no pasa desapercibida. Quizá vale más de los 21 millones que dice su cláusula. Hoy Isco vale mucho para una afición entera. Un malagueño que pone La Rosaleda a sus pies. Como Juanito, como Migueli. Isco riega de clase el campo cuando lleva el balón cosido a su pie derecho, Hulk abre un surco en el césped y sus zurdazos zumban como misiles. Cinco minutos bastan para constatar en La Rosaleda las virtudes de los protagonista de este duelo. De alguna manera definen el estilo de sus equipos. El gusto por el toque, la imaginación y la asociación del Málaga con la pegada y la potencia, no reñida con un exquisito trato a la pelota, del Zenit de San Petersburgo.

Isco descorcha el champán a los tres minutos, con un gol para la historia, el primero suyo en la historia de la Liga de Campeones (debutó en 2010 en Valencia en un partido ante el Bursaspor), el primero del Málaga en la fase de grupos. Seis toques mágicos. Recibe en esa posición de interior zurdo. Seis toques que le permiten colarse en el área. Se la pasa Eliseu, él amaga para irse con sutileza de Zyryanov. Conduce, pac, pac, rompe a Anyukov con un toque con la izquierda para adentrarse en el área, toque con el exterior de la derecha. Se acomoda para meter el interior delante de Bruno Alves. Bate a Malafeev tras tocar el balón en el poste. Era el minuto 3. Como firmarían Baggio o Del Piero, porque a Isco hay que compararlo mirando a gigantes .

Teóricamente, esto se trataba de escribir una comparación entre Isco y Hulk. Y el caro jugador brasileño responde pronto. A los cinco minutos un misil al larguero de Caballero. Su apodo le delata, unos pectorales de jugador de rugby y una potencia descomunal. Hay constructores de calidad en el juego ruso, pero nadie causó el miedo de Hulk en el Zenit. Reclamó dos penaltis, vio una amarilla por tirarse.

Pero el recital de Isco gana, fue permanente. Aquí y allá, asociándose, desbordando. Para el segundo tiempo, controles de súperclase. Un regate picando el balón por encima de Anyukov que firmaría el mismísimo Joaquín, qué partido el suyo. Y una cola de vaca o elástica al estilo Ronaldinho o Ronaldo. Otra vez Anyukov de víctima. Lástima que los dos pases no encontraran al compañero. Y el postre. Conducción de Joaquín, Isco se acomoda en la frontal y taponazo desde la fronta del área. El gol compárenlo con quien quieran. Una obra de arte a la escuadra de Malafeev. Pitó el árbitro e Isco cogió con la mano y pegó a balonazo a ninguna parte. El único en 90 minutos de magia y goce de increíble Isco.

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