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Casi todo ocurre en la media hora final

  • El gol de Andone desencadena un último tercio frenético con gran incidencia en las estadísticas

La primera hora del partido entre el Granada y el Deportivo de la Coruña atendió a nivel estadístico a lo que se espera a un choque entre dos equipos situados en la zona baja de la clasificación y que juegan atenazados, precisamente por lo mucho que se juegan en el envite. Pocas llegadas a las áreas, escasas ocasiones y nulo trabajo para los guardametas.

De hecho, el cuadro gallego no disparó entre los tres palos en el primer periodo. Su primer chut para hacer intervenir a Ochoa fue una falta directa lanzada por el turco Emre. Y en el segundo llegó el tanto de Andone, que desencadenó las hostilidades y convirtió lo que hasta entonces había sido un partido tranquilo, cerrado y poco movido en una pugna abierta, disputada a tumba abierta y en la que pudo ganar cualquiera.

Los cancerberos, casi inéditos hasta ese momento, multiplicaron sus actuaciones en el envite. El Granada paso de pisar muy poco el área del conjunto deportivista a vivir casi de forma perenne en ella, y el equipo dirigido por Alcaraz comenzó a acumular disparos sobre el portal del polaco Tyton.

Al final, veinte tiros entre los dos equipos, con ligera ventaja para los locales tanto en lanzamientos totales como en los dirigidos a palos. También tuvo el Granada más saques de esquina a favor y Tyton intervino más que Ochoa, con grandes paradas de ambos en los instantes finales del choque para evitar el triunfo del rival.

En cuanto a faltas, el equipo rojiblanco hizo más, aunque sólo Saunier fue amonestado con cartulina amarilla, mientras que el Deportivo vio dos amonestaciones, para Celso Borges y Luizinho.

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