La reacción del Espanyol sólo vale un punto

El Espanyol se agarró al liderato después de rebelarse a tiempo contra el gol del Getafe en el arranque de la segunda parte. Un ejercicio de fe que le sirve para seguir invicto y guardar, aunque sea durante unas horas, la primera posición de la tabla.

Con más ímpetu que fútbol, el Espanyol empezó perdiendo y acabó acorralando al Getafe, falto de ambición cuando el partido se le había puesto a favor. El equipo madrileño trató mejor el balón y ocupó el césped con más inteligencia, pero le faltó el arrojo necesario para tumbar al líder.

Todo ocurrió en el segundo acto, abierto con un penalti de Beranger a Guerrón. Manu transformó el gol y el partido se volvió loco. Lo revolucionó el Espanyol, capaz de rebelarse contra el resultado cuando el Getafe ya planeaba dormir el encuentro. Sin necesidad de elaborar el juego, adelantó líneas y se acercó al área de Jacobo. Sobre todo, logró llevar el partido a su terreno, a un ritmo desenfrenado.

Aturdido, el Getafe se vio desbordado. La fulgurante reacción del Espanyol no entraba en los planes de Víctor Muñoz. Tampoco el gol del empate, un despiste en el marcaje de Casquero a Sergio Sánchez en una falta lateral servida por Luis García.

En la cresta de la ola, Coro estuvo a punto de cerrar la remontada. Su internada en el área rival, con el Getafe aún dormido, merecía mayor premio, pero estrelló el balón en el palo cuando ya había superado al meta Jacobo. Con el empate comenzó otro partido, más táctico. El técnico del Getafe apostó por sacrificar a un hombre de banda, Guerrón, para ganar en remate con Soldado, y su equipo acabaría por perder juego entre líneas. Márquez retiró a Tamudo y respondió con Jonathan, experto en golear frente al Getafe.

Ninguno de los dos delanteros pudo resolver el empate. El Getafe, prudente en su condición de visitante, se conformó con el empate pese a acabar el partido con Soldado y Uche en punta.

El Espanyol le puso más voluntad en los minutos finales, pero le falta juego para gobernar los partidos con autoridad, por más que la clasificación le avale como líder del campeonato.