Por más que el paso del tiempo y la diferencia de categoría les separe, la rivalidad fraguada a mediados de la pasada década entre el Granada CF y el extinto CD Linares sigue latente. Al menos el espíritu. Porque si bien a día de hoy el cuadro rojiblanco juega en la mejor Liga del mundo y el azulillo ya no existe, el filial granadinista y el heredero sentimental minero sí que comparten categoría, la Segunda B, y grupo, el cuarto. Como antaño sucediera, el último compromiso entre los de la ciudad de La Alhambra y el municipio jienense acabó en bronca. Fue la temporada pasada, en Los Cármenes, y a raíz de una cadena de errores arbitrales que propició el empate in extremis de los visitantes y la disconformidad tanto de la parroquia como del plantel local.

Aquello terminó como el Rosario de la Aurora. Y la ira, el desasosiego y la frustración se trasladaron al túnel de vestuarios, donde se produjo una multitudinaria pelea que incluso tuvo reflejo en el acta. Aquello ya forma parte del pasado y no debería volver a repetirse. La situación ha cambiado mucho. Si entonces eran los granadinistas los que miraban hacia arriba y los linarenses de reojo al descenso, de cara al choque de hoy (Ciudad Deportiva Diputación, 12:00 horas) es el conjunto de Miguel Rivera el que anda más desahogado, décimo en la tabla con 25 puntos, y el de Planagumà que tiene el agua al cuello. El empate de la semana pasada en Huelva obliga al 'B' a recuperar sensaciones en un feudo, el de Armilla, que no cuenta con las preferencias de la familia del filial aunque éste le haya tomado el pulso en los últimos compromisos ligueros.

No en vano, los rojiblancos han sumado 7 de los últimos 9 puntos en juego en casa. Los últimos tres, hace dos semanas ante la Balompédica Linense por 3-0; en el que era el primer partido en casa del presente curso en el que los rojiblancos conseguían dejar su portería a cero. El tiempo apremia y la clasificación también. A una semana vista del ecuador de la competición, el Granada B cuenta con los mismos puntos que los del Campo de Gibraltar, que ocupa el puesto de promoción de permanencia, y sólo rebasa en tres al Recreativo, el primero de los conjuntos metidos en puestos de descenso directo a Tercera División.

Así las cosas, tanto el choque de hoy como el de la semana que viene en el Arcángel ante el Córdoba B, amén de intensos por la rivalidad con ambos conjuntos, serán claves para entrar con paso firme en la segunda vuelta o hacerlo con respiración artificial. Los verdiblancos visitan Melilla a la misma hora que el duelo en Armilla, y cuentan con una unidad más que los de Lluís Planagumà.

El barcelonés llega al envite con todo el plantel a su disposición con la salvedad del brasileño Jean Carlos, lesionado de larga duración. Corría peligro Juanan Entrena, que recibió un golpe en el encuentro disputado hace siete días en el Nuevo Colombino, aunque todo hace indicar que podrá ser de la partida ante los de Miguel Rivera. A la lista de 19 convocados facilitada por el club vuelve el central Pawel Bochniewicz, aquejado de unas molestias que le impidieron viajar con el grupo la semana pasada a la ciudad del Decano. Por el polaco se ha quedado fuera Marc Nierga. Sin sancionados, aunque sí con apercibidos por acumulación de amarillas -Hongla y Tomás Sánchez- todo apunta a que el míster repita un once similar al de los últimos encuentros. Este dibujo oscilaría entre el 4-3-3 de la semana pasada con Aly Mallé y Entrena en los flancos del ataque y Clifford liderando el trivote en el centro del campo y el 4-1-4-1 en el que podría entrar Sulayman por delante de la defensa y en el que el sacrificado sería el maliense o el de Huétor Tájar. Matheus se perfila como atacante titular y la defensa, salvo gran sorpresa, será la clásica formada por Corozo, Hongla, Pervis Estupiñán y Tomás Sánchez. El Linares, por su parte, no podrá contar con el sancionado Víctor Curto.