Crónicas Electorosas | Municipales Granada 2019

Arde el Auditorio

  • Hace casi 33 años que el Falla quedó completamente destruido por las llamas entre 150 y 200 millones de pesetas de pérdidas, en moneda de hoy un millón de euros

El Auditorio Manuel de Falla no se salvó, toda la estructura del edificio quedó dañada

El Auditorio Manuel de Falla no se salvó, toda la estructura del edificio quedó dañada / Archivo

Era lunes y era 11 de agosto. Han pasado casi 33 años desde aquella jornada en que hacia las dos y veinte de la tarde comenzó a elevarse una columna de humo visible desde toda la parte llana de la ciudad. Origen, en el Auditorio Manuel de Falla, en la colina de la Alhambra, que en pocas horas quedó completamente destruido: entre 150 y 200 millones de pesetas de pérdidas, en moneda de hoy un millón de euros aproximadamente.

Todo empezó en el rencor que incubaba un empleado despedido. José Provencio, antiguo acomodador, que rumió y cumplió su venganza pegando fuego a una lata de gasolina que introdujo en el Auditorio aprovechando la pausa del mediodía, en que el edificio quedaba sin empleados ni vigilancia. El incendio se originó en las salas A y B. El calor que provocaba el foco del incendio formó gases en el interior y una explosión que reventó la puerta posterior del edificio. Esa explosión desató la primera alarma: el conserje del contiguo Carmen de los Mártires fue el que avisó a los bomberos, que cinco minutos después ya habían desplazado una primera unidad para atajar las llamas que en ese primer momento avanzaban incontroladas devorando el Auditorio.

Un trabajo arduo y prolongado. Aunque el incendio se dio por controlado a las cuatro de la tarde, la extinción total no se consiguió hasta pasadas las ocho y media, más de seis horas de tarea en las que tres bomberos tuvieron que ser evacuados, afectados por inhalación de humos. Toda la plantilla de bomberos que se encontraba en Granada estuvo aquella tarde en el Auditorio. Los que estaban en el parque se trasladaron inmediatamente y los que no estaban de servicio fueron recogidos por la Policía Local, movilizada de inmediato en el operativo para salvar el que en esos años era equipamiento cultural estrella de la ciudad.

Pero el Auditorio no se salvó. Toda la estructura del edificio quedó dañada y las cubiertas resultaron completamente destruidas. Los bomberos tenían que luchar también para evitar que las llamas se propagasen al bosque de la Alhambra y el propio monumento, además de establecer un cordón que impidiese que el incendio llegase a las calderas del edificio. También, para poner a salvo elementos de gran valor, como dos pianos, que eran patrimonio del Auditorio.

El Auditorio Manuel de Falla era en ese tiempo la joya de la corona de la cultura en la ciudad, una Granada que en la época ostentaba sin discusión el título intangible de capital cultural de Andalucía. Había sido inaugurado apenas siete años atrás, desde que se presentase la maqueta, en 1974, con un presupuesto de 120 millones de pesetas, obra del arquitecto José María García de Paredes. Además, en tiempos anteriores al Palacio de Congresos, cumplía también su tarea como centro de convenciones y reuniones, con una capacidad para acoger 1.200 personas o espectadores, según espectáculo o evento a celebrar.

El Auditorio era en ese tiempo la joya de la corona de la cultura en la ciudad

El siniestro abrió el debate de la negligencia. El Auditorio cumplía todos los requisitos de seguridad que las normas requerían a un espacio público. Sin embargo, el rumor se propagó por el entorno del edificio aquella misma tarde: el edificio no estaba asegurado. Mientras los bomberos luchaban contra las llamas, en la planta noble del Ayuntamiento se intentaba localizar telefónicamente a los altos responsables municipales, casi todos de vacaciones en esos momentos. Nadie desmentía el rumor pero tampoco nadie confirmaba que aquellos daños palpables a simple vista estuviesen cubiertos por una póliza de seguro.

Toda la plantilla de bomberos que estaba en Granada trabajó aquella tarde. Toda la plantilla de bomberos que estaba en Granada trabajó aquella tarde.

Toda la plantilla de bomberos que estaba en Granada trabajó aquella tarde. / Ayuntamiento de Granada (Agrupación de Protección Civil)

A la mañana siguiente, el alcalde, Antonio Jara, que regresó a Granada, confirmó ante la prensa que el Auditorio no estaba asegurado "por una fatídica coincidencia". El expediente de actualización de la póliza se había iniciado el año anterior y aunque finalizó en diciembre, desde entonces no se había hecho más. "Un expediente lento, pero no más que otros", dijo el alcalde.

En esa misma comparecencia el alcalde desveló por primera vez la posibilidad de que el incendio hubiera sido intencionado. El informe de los bomberos confirmaba un reguero de huellas en una puerta que se había encontrado abierta al llegar los equipos de extinción. Y líquido inflamable utilizado en el atentado. Las sospechas cerraron el círculo sobre la figura del exempleado, que fue detenido unos días después.

El autor respondía al nombre de José Provencio. Sus compañeros del Auditorio, en los tres años que trabajó allí, lo apodaron 'Caballo Loco'. Cuando fue despedido se le atribuyó un intento anterior de quemar una puerta y de una pintada contra la entonces concejal de Cultura, Mariló García Cotarelo. En el juicio, celebrado un año después, se dictaminó una compleja personalidad en un coeficiente intelectual de nueve años de edad. Actuó afectado por "un síndrome esquizofrénico". Estuvo internado en un centro psiquátrico hasta 1989.

Pero en los días que siguieron al siniestro, otra polémica se desató en paralelo. En esos años la extrema derecha granadina había actuado contra las sedes de los partidos, ganando en sus actuaciones una fama nacional: ardieron las del PSOE, Alianza Popular, PCE… Y había ardido dos años antes el cine Regio, acción que se atribuyeron en llamada a Radio Granada conocidos ultraderechistas de Granada. La sospecha flotaba en el ambiente y aunque después lo negase, el propio alcalde había insinuado la posible intervención de la ultraderecha cuando días después se celebró un pleno monográfico en el que la oposición –entonces, solo AP– reclamó responsabilidades, que centró en la figura de José Olea, segundo de Jara, primer teniente de alcalde, responsable del patrimonio municipal.

Aquel fue el único mandato que el PSOE ha gobernado con mayoría absoluta en Granada. No hubo moción de censura ni de ningún otro tipo porque los socialistas gozaban de una cómoda ventaja. Jara, al contrataque, acusó a los populares de no tener "agallas" para reprobarlo. Pero, curiosamente, el PSOE salió de aquel trance con dos concejales menos sobre los 18 con que había arrancado el mandato. Uno renunció en disconformidad con la pasividad de Jara con el concejal responsable de que la póliza no se hubiera renovado y en aquel mismo pleno se cambió de banda y pasó al grupo mixto. Otro tuvo que dimitir cuando la Policía comprobó que era autor de una llamada anónima en la que acusaba a la extrema derecha de la autoría del incendio.

Una motivación política que quedó descartada. Aunque, en una pirueta final del caso, Provencio fue 'cazado' en la Plaza de las Pasiegas por la cámara de Juan Ferreras, fotógrafo de Granada 2000, cuando brazo en alto entonaba el Cara al Sol poco después de salir de su internamiento psiquiátrico. Para entonces, el Auditorio había sido reconstruido y reinaugurado un año después del incendio con un concierto de la Orquesta de la RTVE dirigida por Miguel Ángel Gómez Martínez, con la participación de la pianista granadina Maribel Calvín.

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