Festival Internacional de Música y Danza de Granada

El Carlos V vive su noche fantástica

  • Pablo Heras-Casado dirige a la Orquesta de París en el concierto que rinde homenaje a Berlioz en el 150 aniversario de su muerte

Pablo Heras-Casado dirige la Orquesta de París.

Pablo Heras-Casado dirige la Orquesta de París. / Carlos Gil

Júpiter en lo alto del Palacio de Carlos V coronó un cielo casi despejado. Era la noche de la Sinfonía Fantástica. La noche de un juvenil Héctor Berlioz –enamoradísimo de miss Smithson–, del que, precisamente, se conmemora este año el 150 aniversario de su muerte. Otra efeméride que el Festival Internacional de Música y Danza de Granada ha integrado en su programa, quizá en segunda línea por coincidir por el primer centenario del estreno de El sombrero de tres picos.

Abrió la velada el 'Scherzo fantastique' de Igor Stravinsky

La entrada del Palacio de Carlos V bullía de vida social. La de ayer era una de las citas marcadas en el calendario del Festival. Momento para corrillos, socializar en estos primeros días de verano –en los que el ambigú ofrece un auténtico oasis– y conversaciones interrumpidas a las diez y media de la noche por la reconocidísima voz de Iñaki Gabilondo, que, a través de la megafonía, anunciaba que el concierto estaba a punto de comenzar y rogaba que los asistentes mantuvieran en silencio sus teléfonos móviles. Entre los asistentes, la consejera de Cultura, Patricia del Pozo, y el subdirector del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem), Antonio Garde.

Y entonces la música. Abrió la velada a las 22:42 el Scherzo fantastique, op.3, compuesta en 1907 por Igor Stravinsky cuando éste contaba con 25 años y luchaba por dejar atrás el costumbrismo ruso y acercarse a la luminosa Francia y, de paso, abrir el camino a una Rusia diferente. Como la que brindó unos años más tarde en La consagración de la Primavera (1913). Apunte para el lector, The rite of Spring fue parte del programa con el que The Martha Graham Dance Company impactó la pasada semana en el Teatro del Generalife, también dentro del Festival.

El Scherzo fantastique fue interpretado por la Orquesta de París –primera formación sinfónica francesa y compuesta por 119 músicos– bajo la batuta del director del Festival, Pablo Heras-Casado. En 2017, el mismo director cerró el ciclo sinfónico de la sexagésima sexta edición del Festival con un programa en el que se incluyó, precisamente, una de las obras más conocidas del ruso, el ballet completo de El pájaro de fuego.

Mahler fue de nuevo uno de los pilares que –sólido y pétreo, como los que configuran la columnata el patio del Carlos V– acompañan la programación del Festival habitualmente. En esta ocasión la Orquesta de París interpretó junto al barítono norteamericano Thomas Hampson una selección de cinco de los poemas de los 22 que componen El cuerno mágico de juventud (Des Knaben Wunderhorn): Des Antonius von Padua Fischpredigt –en la que el santo predica, ante la ausencia de fieles en la iglesia, a los peces de un estanque y que arrancó un conato de aplausos que fue rápidamente sofocado–, Lied des Verfolgten im Turm, Das irdische Leben, la desasosegante Das himmlische Leben y Urlicht. Hubo bis. 

El concierto fue grabado para su emisión en diferido por Radio Clásica y la UER

Noche ya cerrada para Berlioz y su Sinfonía fantástica. El final fue el principio. La conocida composición llenó la segunda parte de la velada, que comenzó cuando pasaban dos minutos de la media noche. Ya fue protagonista en junio de 2014, en aquella ocasión con la Danish National Symphony Orchestra y la dirección de Jesús López Cobos, que suplió a Rafael Frühbeck de Burgos, fallecido pocos días antes.

Berlioz tenía 27 años cuando escribió. Habían pasado tres desde la muerte de Beethoven. Exaltada creación a cuenta de un amor que, como no puede ser de otra manera, no es correspondido. Un sueño –Phantasos, uno de los tres oniros principales de la mitología clásica, es hijo de Hipnos y Pasítea, cárite que preside las alucinaciones– envenenado de opio que comienza con la entrega de Reveries-Passions y termina con un akelarre –y parafraseo del Sueño de una noche de verano de William Shakespeare– en el Sogne d’une nuit du sabbat. La intensidad de intérpretes y director fue compensada con cinco minutos de aplausos.

El concierto fue grabado para su emisión en diferido por Radio Clásica de Radio Nacional de España (RNE) y la Unión Europea de Radiodifusión (UER).

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