Momentos inolvidables para un crítico (4)
  • Victoria de los Ángeles, Berganza, Caballé, Schwarzkopf, Jessye Norman, Mariola Cantarero, Carreras, Plácido Domingo, Juan Diego Flórez… constelación de estrellas

Voces al corazón

Recital de Mariola Cantarero con la OCG Recital de Mariola Cantarero con la OCG

Recital de Mariola Cantarero con la OCG / G. H.

Escrito por

J. J. Ruiz Molinero

En estos diálogos íntimos que resumen la trascendencia de los recitales musicales, la voz ha tenido, desde sus comienzos, destacada importancia en el Festival de Granada. Voces de mujer, sobre todo, que han dejado momentos inolvidables para el público y, por supuesto, para el crítico. Nómina enorme que iniciaré, en estos resúmenes escuetos, con la emoción producida por la voz más cálida, expresiva e intimista de Victoria de los Ángeles, que a raíz de su muerte escribí, como resumen de tantas críticas: "La muerte de Victoria de los Ángeles ha conmovido a todo el mundo de la música, incluyendo a los que desde Granada hemos disfrutado tantas veces con su voz en el Festival. Sola o bajo la batuta de Argenta, primero, o de Frühbeck después, en sus recitales en el Patio de los Arrayanes o dando vida a la primera Atlántida que se programó en el Monasterio de San Jerónimo, en 1962, la cantante catalana ha dejado una huella indeleble en esta ciudad, donde tantas veces casi nos ha hecho llorar de emoción cuando interpretaba, acompañándose ella misma a la guitarra, el Adiós Granada, esa media ‘granaina’ que nos encogió el alma cuando la escuchamos en una voz tan sensible y privilegiada como era la de Victoria… "Adiós Granada, Granada mía, / ya no volveré a verte / más en la vía".

Resuena en el corazón esa última despedida, en junio de 1996, en un delicado recital dedicado a Manuel de Falla. Como recuerdo mi primera crítica a Elizabeth Schwarzkoph, interpretando lieder de Schubert, Hugo Wolf o Richard Strauss. Escribí el 28 de junio de 1960, en Patria, antes de ser crítico de Ideal, Ya y ahora de Granada Hoy: "El crítico no haya medios adecuados de expresión para exponer los méritos artísticos de la cantante y la memorable tarde ofrecida ayer en el Patio de los Arrayanes. Sin duda, el recital de la eminente soprano será recordado durante mucho tiempo en los anales históricos del Festival granadino, porque será muy difícil escuchar nuevamente una garganta tan privilegiada en una música, el lied, puramente poética y dramática”.

Claro que los 'milagros' musicales se repiten y, lo más importante, se renuevan. Ya en Ideal comentaba los dos recitales en 1978 y 1990, en Los Arrayanes y el Palacio de Carlos V de la estadounidense Jessye Norman, que hace poco meses falleció, donde el apasionado e íntimo mundo schubertiano, o los de Brahms o Mahler –verdaderamente bellos fueron los Cantos del Caminante– dejaron también profunda huella en la magistral voz de la soprano de color. ¿Cómo no vamos a recordar el paso de Montserrat Caballé, desde su primera aparición en 1963 y otras posteriores, dando vida a La Vida Breve o abismándose en los poemas intimistas de Mompou, con Alicia de Larrocha al piano? ¿A Immgard Seefried, Federica von Stade, o Teresa Berganza, tantas veces sola frente al público y al piano?

Imagen de archivo de Jessye Norman durante su paso por el Festival Imagen de archivo de Jessye Norman durante  su paso por el Festival

Imagen de archivo de Jessye Norman durante su paso por el Festival / G. H.

La conquista de Mariola

Granada Hoy desplegó una especial atención, en 2009, a la presentación en el Festival de la soprano granadina Mariola Cantarero. Su recital, con la Orquesta y Coro Ciudad de Granada, bajo la dirección de Daniel Mestre, lo reflejó la emotiva crónica del desaparecido compañero Jesús Arias, titulada Cantarero conquista la Alhambra, subrayando cómo sedujo al público con su repertorio lírico de óperas de Donizetti, Verdi, Bellini y Rossini, señalando "la apoteosis llegó cuando Mariola Cantarero interpretó piezas como La Traviata". Gonzalo Roldán también señaló en la columna diaria de las páginas que el dedicaba al certamen los valores de la artista. Mi crítica la titulé La reválida de una estrella y comenté, entre otras cosas: "Noche para el recuerdo. La soprano granadina se consagró como estrella del bel canto ante su público, con un difícil programa, sólo al alcance de las grandes voces, y todos pudimos disfrutar de su arte y congratularnos de su triunfo sin mácula… Muy pocos cantantes actuales –y me refiero a los mejores– son capaces de enfrentarse a un programa tan difícil y complicado… Arrostrar una velada sometiendo a la garganta a pruebas, a veces extremas, con piezas que en una ópera se afrontan en unas pocas ocasiones, y, además, abordando estilos y situaciones diversas y hasta divergentes sólo está al alcance de muy pocas estrellas del bel canto… La noche del miércoles quedará grabada como el instante en que una estrella demostró por qué tiene un lugar destacado en la lírica española e internacional… Mariola posee una voz bellísima, cálida en todo momento, incluso en las tesituras más esforzadas y extremas. Nunca se escucha el grito, sino la musicalidad en voz alta. Además es expresividad, emoción, tanto en los momentos íntimos y dulces, como en los dramáticos… Es una cantante de ópera muy completa, una de las mejores y más dotadas voces de la actualidad".

Victoria de los Ángeles en el Patio de los Arrayanes Victoria de los Ángeles en el Patio de los Arrayanes

Victoria de los Ángeles en el Patio de los Arrayanes / Archivo Festival

Voces masculinas

Aunque las voces femeninas han ganado la partida en estos 70 años, hemos disfrutado también de inmensos tenores, entre ellos José Carreras que el 26 de junio de 1990 me hizo escribir sobre su actuación: "Posee Carreras, como todo el mundo sabe, un registro tan sutil, una musicalidad tan excepcional que, ante él, sólo queda el placer auténtico de asistir al milagro creativo en toda su pureza y con toda su intensidad. El maestro de los susurrados, el mago de los tenues sonidos que no pierden en un solo momento su vibración, dio una acariciante lección de lo que es interpretar la letra y, sobre ella, el espíritu de estas joyas de la música vocal. Scarlatti, Bononcini, Stradella, el romántico aire de Massenet, en esa elegía que encierra todo un compendio de intimismo; las canciones de Francesco Paolo Tosti y la música española y argentina: Turina, Falla, Ginastera, Gustavino, Tata Nacho. ¡Qué recio Polo, modelo de intensidad y contraste! ¡Qué belleza de la Canción del árbol del olvido! ¡Qué emotividad el Tengo nostalgia de ti! Nunca la canción de cualquier tiempo ha tenido una sensibilidad tan singular como la de Carreras para lograr emocionarnos con esa música en castellano, donde la palabra comprensible se hace estilete que llega al corazón, el sitio donde apuntan todas las canciones hechas para expresar el amor, la tristeza, la nostalgia, la ausencia, el sentimiento más puro y más íntimo". Tras otras intervenciones y obsequios, el tenor catalán, acabó cantando Granada, ante un público puesto en pie. Fue otro recital para inscribirlo en letras de oro en la historia del certamen granadino.

José Carreras dio una acariciante lección de lo que es interpretar la letra

Hemos escuchado, igualmente, a Alfredo Kraus, incluso brevemente a Plácido Domingo, en las zarzuelas de Tamayo, y últimamente nos ha deleitado otro tenor que todos esperábamos hacía tiempo y que nos trajo Diego Martínez, hace cinco años, el peruano Juan Diego Flórez. El hechizo de un mago de la voz, titulé la crítica en este periódico. "Cuando, tras la obertura de La flauta mágica por la Orquesta Ciudad de Granada, la voz de Juan Diego Flórez canta el aria mozartiana de Tamino sobre la bella imagen de Pamina, el Palacio de Carlos V volvió a iluminarse con el brillo de las estrellas que por la historia del Festival han pasado. Era el prólogo de una admiración colectiva hacia la voz más bella, cálida y expresiva del mundo actual del belcanto. Pero no sólo por el dominio de las florituras que exige el género, sino porque impregna de musicalidad y vida a los personajes, cualidades que fue desarrollando a lo largo de su variado programa… Es una voz única , hoy por hoy, en las zonas altas y media de la tesitura de dos escalas, en las que un tenor ligero brilla de forma arrebatadora… en un concierto que no se limitó a las dos partes del programa oficial, porque Flórez fue generoso y obsequió al público, rendido a la belleza de su voz, con un repertorio amplísimo de música culta y popular en el que no faltó la delicada interpretación del Adiós Granada, acompañado a la guitarra por el más joven de los Habichuela… Tras meterse el público en el bolsillo con sus increíbles versiones de canciones peruanas e hispanoamericanas –desde Guantanamera a La flor de la canela, entre otras muchas– levantó a la gente de sus asientos cuando interpretó la Granada, de Agustín Lara… Su cualidad de tenor ligero no es una situación excluyente, sino la muestra de una zona exclusiva que sólo pueden ocuparla con esa perfección y belleza que surgen de tarde en tarde". Su recital fue completo, pasando de la belleza lírica –Mozart, Gounod, con arias difíciles y luminosas–a la zarzuela o la música popular, todo ello con la máxima calidad. "Había mucho más –escribía– que el reconocimiento a un mago de la voz, en su especialidad, y ese algo es el poder de hechizar al auditorio que sólo está al alcance de los grandes artistas, de las estrellas que han iluminado la historia del Festival".

No han faltado voces granadinas, como José Manuel Zapata, triunfador en sus actuaciones operísticas en El califa de Bagdad, o en el Oratorio Juana de Arco en la Hoguera, de Honegger, que comentaré en otro apartado, incluso en un recital dedicado al Tango. Como tampoco olvidarán los aficionados al flamenco cómo Enrique Morente llevó su cante al Olimpo de tantas estrellas, el Patio de los Arrayanes, en homenaje a Federico García Lorca.

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