Jesús Arias

La soprano Mariola Cantarero llega a Granada para ser profeta en su tierra

La cantante interpreta junto a la OCG las mejores piezas de óperas de Verdi, Rossini o Donizetti

SE siente una profeta en su tierra y está feliz por ello. "Estoy orgullosísima", dijo ayer. "Yo a Granada la llevo con mucho orgullo. De hecho tengo tatuada una granada en el tobillo y siempre que tengo que hacer regalos a otros compañeros cantantes, les regalo una pequeña granada para la solapa". Mariola Cantarero, la soprano que surgió del Conservatorio Victoria Eugenia de Granada, regresa a su ciudad en plan triunfal. Esta noche actuará acompañada por el Coro y la Orquesta Ciudad de Granada, bajo la dirección de David Parry, e interpretará algunas de las joyas del bel canto de todos los tiempos. Se siente abrumada. Y feliz. Por eso no duda en decir que "sí", que se siente una profeta en su tierra.

El repertorio elegido para la velada de esta noche en el Palacio de Carlos V es, sencillamente, exquisito. Una selección de las mejores piezas de óperas de Rossini, Verdi, Donizetti, Bellini o Félix Mendelssohn Bartholdy. Y algunos regalos: varias piezas que tienen a Granada como su protagonista, como es el caso de A Granada, de la Fantasía morisca de Ruperto Chapí, o Alahor in Granata, de Gaetano Donizetti.

"Granada es un sitio maravilloso. Como aquí no se vive en ningún sitio", señaló ayer la soprano, que tiene contratos sin parar hasta el año 2014 por todo el mundo. Mariola Cantarero recordaba ayer cómo hizo sus primeros pinitos con la Orquesta Ciudad de Granada en la época de Josep Pons o cómo su primer recital con sólo piano y voz lo realizó en el Auditorio de la Caja Rural, una de las entidades que son las principales patrocinadoras del Festival Internacional de Música y Danza. "Estoy en casa y para mí es una gran emoción. Llevaba muchos años queriendo hacer algo en casa. Finalmente ha salido este bombón de concierto. Es para mí un sueño cantar en la Alhambra. Siento mucha emoción porque estará mi familia, estarán mis amigos. Me enteré que, cuando las entradas se pusieron a la venta, volaron literalmente. Además, el director, David Parry, ha sido un descubrimiento genial".

La actuación de esta noche promete ser uno de los grandes momentos del festival, porque Mariola Cantarero cantará los más hermosos pasajes de óperas como Le nozze di Teti e Peleo, de Rossini, La traviata, de Verdi, La sonnambula y I puritini, de Vincenzo Bellini o Lucia di Lammemoor, de Donizetti. En los descansos para la voz, la OCG, que arrancará el concierto con la obertura de Guillermo Tell, de Rossini, interpretará fragmentos de L'Arlésienne, de Bizet, o la obertura de Die Hebriden, de Mendelssohn Bartholdy.

"Lo cierto es que presentamos una lista de piezas que van desde Rossini a Verdi", señaló por su parte el director, David Parry. "Lo importante ha sido trabajar con la técnica que tiene Mariola Cantarero. Ella canta un poco como se hacóa en los años veinte y treinta, con mucho más color, con muchos pianíssimos, todo muy flexible. Hoy existe una tendencia de cantar gritando mucho menos. Es importante que haya cantantes que lo hagan al estilo antiguo, como lo hace Mariola".

David Perry, que dirigió a la OCG hace quince años, encontró "muy agradable descubrir que siguen muchos de los músicos de entonces. Eso muestra que es una orquesta muy estable". "El ambiente de la OCG es muy bueno", añadió, "muy abierto. Para este concierto, la orquesta debe sonar casi como un pianoforte, siguiendo siempre a la voz, y en los ensayos lo está haciendo".

Para Mariola Cantarero ha sido una sensación extraña actuar con la orquesta. "Con decir que hay gente que a mí me dio clases en el conservatorio... Lo cierto es que los músicos son muy flexibles, muy abiertos a todo".

No obstante, la soprano reconoció que están siendo "unos ensayos muy intensos". "En el repertorio belcantista el virtuosismo está en la voz. La orquesta no tiene partes para lucirse. Yo me he sentido maravillosamente bien con los músicos."Esta noche, Cantarero será profeta en su tierra. La cantante explicó que, cuando a otros cantantes de fuera de España les decía que iba a actuar en la Alhambra, la miraban sorprendidos, llenos de sana envidia. Hoy Cantarero cumple un sueño largamente perseguido.

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