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Adaptación de las clases y pantallas protectoras: Así es la convivencia con el Covid en la Universidad de Granada tras recuperar la presencialidad plena

  • Se da respuesta a la imposibilidad de usar mascarilla o a las necesidades de colectivos vulnerables

Clase en Filosofía y Letras.

Clase en Filosofía y Letras. / Antonio L. Juárez / PS

El regreso a la normalidad y a la plena presencialidad se hace en un escenario en el que todavía existe la pandemia. No se ha dado por cerrado completamente este episodio, y esto se percibe en la necesidad de adaptar la rutina y la vuelta completa a las aulas universitarias de aquellos miembros de la comunidad universitaria que, por unas razones u otras, todavía son vulnerables y, por lo tanto, requieren de medidas específicas para avanzar en esta vuelta a la normalidad prepandémica.

Desde la Oficina de Gestión de la Comunicación de la Universidad de Granada se indicó que "han alegado incompatibilidad" con el uso de mascarillas por problemas de salud cuatro personas. "A todas ellas se les ha emitido un certificado y ofrecido pantallas faciales" para volver a las aulas. Es de destacar el escaso número de personas que han solicitado no usar tapabocas en relación con el volumen de la comunidad universitaria, compuesta por unos 46.000 estudiantes de grado, otros 9.500 de posgrado, más de 3.500 docentes e investigadores y más de 2.600 trabajadores de administración y servicios. 

El uso de mascarilla es obligatorio en aulas y dependencias universitarias también en este curso, el tercero marcado por la incidencia del Covid-19, aunque con matices con respecto al pasado curso. El 2020/2021 comenzó bajo un modelo de presencialidad híbrida, que preveía clases a distancia y presenciales. El 14 de octubre de 2020 se decidió pasar a un modelo totalmente online en las clases teóricas, y se mantuvo el sistema de presencialidad segura (que incluía desdobles) en las clases prácticas. Esta situación se mantuvo hasta el 12 de abril, cuando se regresó al modelo híbrido de septiembre. 

Ese mes de abril ya estaba en marcha la vacunación, que prosiguió durante la primavera y el verano hasta alcanzar en el mes de agosto al colectivo de los veinteañeros -edad de buena parte de la comunidad universitaria- con lo que se alimentó la posibilidad de que el regreso a clase, en septiembre, fuera presencial. Finalmente hubo que esperar hasta un día después de que se iniciaran las clases -el día 13 de septiembre- para que la Junta determinara la presencialidad total en las aulas de las universidades públicas andaluzas. Ésta se retomó finalmente el día 20 de septiembre después de año y medio de docencia semipresencial.

Además de estas cuatro personas de la comunidad universitaria que han certificado que no pueden hacer uso de mascarilla, hay otros requerimientos que se han atendido desde la Universidad de Granada y que están motivadas por la pandemia. Así, ha sido concedida a 16 personas la adaptación del trabajo o de las clases. Una persona más contará con esta adaptación específica por convivencia con grupos de riesgo, especifican desde la Universidad de Granada.

La posibilidad de esta adaptación no es nueva, ya se dio el pasado curso, cuando se regresó bajo un modelo híbrido en el mes de abril. Se activó entonces un protocolo para que el estudiantado que no pudiera regresar a Granada para las clases o que estuviera dentro de los colectivos considerados vulnerables pudiera continuar online. Sí es novedoso en cambio el escenario, con un porcentaje de vacunados muy alto y el regreso al cien por cien de la actividad en las escuelas universitarias y facultades.

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