Covid-19

Año II del coronavirus en Granada: la normalidad de las vacunas y el susto de ómicron

El Parque Norte de Bomberos, convertido en vacunódromo.

El Parque Norte de Bomberos, convertido en vacunódromo. / Antonio L. Juárez (Photographerssports)

Hace justo dos años Granada estaba triste pero orgullosa. Su equipo de fútbol había rozado la proeza de meterse en la final de la Copa del Rey de fútbol. Durante siete minutos, los que fueron del gol de Germán Sánchez de cabeza, al de Yuri por parte del Athletic de Bilbao, la ciudad nunca había sido tan feliz. Pero no pudo ser. Y casi gracias, porque los granadinos nunca hubieran podido disfrutar de ver a su equipo en el estadio de La Cartuja de Sevilla contra la Real Sociedad. Porque una semana después todos pasaron de estar en la calle, sin mascarillas, entre bengalas y abrazados, a estar separados, encerrados, sin fútbol, sin besos... Sin vida. Parece un recuerdo lejano, pero no lo es tanto. Parece otra vida, porque a todo el mundo le ha cambiado, de una u otra manera, la cabeza después del Covid-19.

Hace dos años, Granada estaba (oficialmente) aún libre de casos de SARS-CoV-2, pero menos de una semana más tarde pasaría a confirmar los primeros, trece del tirón. Y lo cierto es que el fútbol, el Granada CF de Diego Martínez, había hecho a los granadinos olvidar, dejar como un tema secundario el coronavirus. Estaba ahí, pero no se veía. A estas alturas del año 2020 ya había noticias desde Italia, con cierres y confinamientos estrictos y duros, y en otras muchas zonas de España y Andalucía, la expansión del patógeno empezaba a estar muy generalizada. No fue hasta que se pasó aquella semifinal copera cuando se pasó de la pelota al bicho en el subsconsciente del granadino, donde alguno pensaba que hasta aquella defensa con Germán y Domingos Duarte también era capaz de despejar el virus.

5 de marzo de 2020

Pero no era así porque ya ese 5 de marzo de 2020 estaba el coronavirus entre los granadinos. ¿O no? Lo cierto es que dos años después sigue habiendo mucha discordia con los datos del coronavirus. Al principio de la pandemia era lógico porque no había métodos ni rápidos ni fiables para encontrar al patógeno, pero dos años más tarde siguen produciéndose reajustes continuos en los datos del virus. Y es que hace un año, cuando se cumplía el primer aniversario, los datos oficiales de la Junta de Andalucía situaban el primer contagiado por Covid en la provincia el 4 de marzo. A día de hoy ese primer caso de Covid-19 en Granada está situado, de forma oficial, el 9 de marzo. Está además situado su diagnóstico con el día en el que ingresó en el hospital y entró en UCI.

A partir de aquí, la historia es conocida porque todo el mundo la vivió: estado de alarma, confinamiento de dos meses, reapertura poco a poco, toques de queda, limitaciones de movilidad. El segundo año de pandemia se ha caracterizado por ser el de la esperanza de las vacunas, y se está cerrando con último e inesperado susto provocado por la variante ómicron, menos letal pero altamente contagiosa, que está poco a poco desapareciendo sin que, además, haya hecho falta imponer grandes medidas restrictivas para ello.

Coronavirus, año II

El segundo año de pandemia tuvo también tres oleadas como el primero, pero muy diferentes. Las dos primeras llegaron en primavera y verano, y realmente fueron repuntes de casos más que olas porque ni en incidencia ni en contagios se parecieron a las anteriores. Lo que ayudó a contenerlas fue, de un lado, mantener las medidas restrictivas, sobre todo las referidas a interiores, y haber mantenido los cierres anticipados de los negocios no esenciales, pero sobre todo la expansión de las vacunas. Y para ello fueron claves los vacunódromos.

En febrero ya se había abierto el primero en las instalaciones de Fermasa, en Armilla, donde personal de primera línea y personas vulnerables y mayores empezaron a administrarse sus dosis. Solo con eso ya se evitaron muchas muertes y contagios, que fueron menos aún cuando ya en mayo se abrió el centro de vacunación masiva del Parque Norte de Bomberos de la capital, por donde pasaron la mayoría de ciudadanos de los dos distritos más poblados: Granada y Metropolitano. Solo la quinta subida de contagios del verano obligó a acelerar el proceso para que llegara a la gente joven, que se convirtió en el reservorio natural del coronavirus en Granada.

Normalidad en Granada

Desde ese momento todo empezó a ir hacia abajo. Las medidas restrictivas estaban diluyéndose poco a poco y cada vez más se hacía vida normal. Esa fue la gran característica del año II de pandemia en Granada: la normalidad casi total tras la tormenta que fue 2020. Porque se recuperó casi todo salvo las grandes aglomeraciones. No hubo Semana Santa ni Corpus, ni tampoco Virgen de las Angustias aunque el fervor llenó las calles de Granada sin que supusiera un aumento de los contagios. Hubo Festival de Música y Danza, volvieron los festivales para la gente joven, el público al estadio de Los Cármenes y el Palacio de Deportes, y en Navidad hasta la cabalgata de Reyes. Con limitaciones tan pequeñas que fueron inapreciables para todos.

Ya se convive como tal con el coronavirus. Dos años ha durado esta pandemia en Granada, y salvo que haya una nueva variante que escape a las vacunas, al Covid-19 le hace falta que la OMS lo declare estacional para dar esta pesadilla por terminada. Porque a esto apunta todo. La sexta y última ola, de la que se viven los últimos coletazos, ha demostrado que no hace falta imponer grandes medidas de restricción y confinamientos o prohibiciones para vencerla. Y eso ha pasado en Granada. Dos meses de subidas de contagios, cifras de récord, que sin embargo no han batido los registros de ingresos hospitalarios y muertes de las oleadas del primer año. Dos años después, la vida está más cerca de ser tan normal como antes. Que no es poco.

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