Granada

Boabdil, catedrático de Medicina

  • Don Benito, un ilustre catedrático de Terapéutica de la Facultad de Medicina, sirvió de modelo para el personaje del Rey Boabdil que pintó Pradilla en la Rendición de Granada

CUANDO Francisco Pradilla compuso su obra de tema histórico La Rendición de Granada, fechada en 1882, tomó como escenario el paseo del Violón, cerca probablemente del palacete de Alcázar Genil y de la ermita de San Sebastián, en la que se representa en un primer plano a la reina Isabel a caballo acompañada de pajes y caballeros, y a la izquierda la figura de Boabdil entregando las llaves de Granada en señal de rendición; al fondo quedan las deterioradas murallas de la ciudad con la Alhambra arriba.

Hay quien dice que Pradilla se inspiró en la obra que Velázquez dedicó a la Rendición de Breda; en ambos temas se ha resaltado la gallardía del vencido y la caballerosidad del vencedor que en nada quiere humillar al enemigo.

Justino de Nassau entrega las llaves de Breda a Ambrosio de Spínola y los Reyes Católicos toman las llaves de la Alhambra de manos de Boabdil; bueno, las llaves y 500 rehenes hijos de granadinos ilustres, pero todos ésos no caben en el cuadro; se produce la rendición del Reino de Granada y el rey vencido se marcha suspirando por la carretera de Armilla. Eso decían los libros que estudiamos en la escuela. Igual ya no es así.

El pintor aragonés Francisco Pradilla se hizo famoso por sus cuadros de historia en gran formato. Tal vez se le reconozca como su obra maestra la que dedicó a Juana la Loca acompañando al cadáver de su esposo Felipe hasta Granada para enterrarlo en la Capilla Real. Menuda aventura que un día contaremos aunque resultará increíble.

BENITO HERNANDO

Pradilla estuvo en Granada y debió contraer algún tipo de amistad con el ilustre dermatólogo guadalajareño Benito Hernando y Espinosa, del que se cumplirá en 2016 el centenario de su muerte. Los rasgos físicos del médico, con su negra barbilla incluida, debieron llamar la atención del pintor cuando lo adoptó como modelo para la figura de Boabdil.

Nada más emocionante para el alcarreño que era un enamorado de Granada y de su historia desde que recaló en nuestra Facultad de Medicina en 1872 como catedrático de Terapéutica. Traía una magnífica formación aprendida en el Hospital de San Juan de Dios de Madrid, producto de la cual fue su magistral estudio sobre la lepra en Granada (1881) valiéndose de los enfermos ingresados en el hospital de San Lázaro.

Hasta tal punto su fama fue sonada que mereció la atención del más ilustre patólogo mundial, el doctor alemán Rudolph Virchow, considerado el fundador de la patología celular, que se trasladó personalmente en 1880 a Granada para estudiar con don Benito Hernando los resultados de su trabajo.

Cuentan los estudiosos de nuestra Universidad que el doctor Hernando fue uno de los más prestigiosos profesores que hemos tenido y una figura mundial en su especialidad. Empezó dando clase de Ciencias en un colegio de segunda enseñanza de Madrid. Después de estar en Granada hasta el año 1887 ganó las oposiciones a catedrático de Terapéutica, Materia Médica y Arte de Recetar de la Universidad Central en Madrid. El tribunal quedó tan asombrado que calificó su examen con Mención Honorífica, galardón que sólo se daba en casos muy especiales.

El propio don Santiago Ramón y Cajal le tributó un enorme cariño hasta el punto de tenerlo como amigo y confidente profesional al considerarlo como uno de los profesores más sabios de la medicina española. Éste era Don Benito Hernando y Espinosa; una calle de Guadalajara lleva su nombre y hoy lo sacamos a la luz para recordarlo en Granada como al buen científico que figuró en nuestras orlas universitarias junto a López Argüeta y García Duarte y encarnó en los pinceles de Pradilla al rey Muhammad XII (Boabdil) entregando las llaves. Un castellano que ofrece Granada a la reina de Castilla.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios