Bronca en el Pleno de Granada: Sebastián Pérez y Onofre Miralles se enzarzan en insultos

Viernes negro en el salón de plenos: insultos, show y tazas cofrades

  • El popular se refiere al de Vox como "soplapollas" en una conversación privada, y el derechista le contesta con una retahíla de descalificaciones como "hijo de puta"

  • Miralles y Mónica Rodríguez abandonaron unos minutos sus asientos después de que Pérez no se disculpara públicamente

Onofre Miralles (Vox) se pone su chaquetón para marcharse del Pleno, mientras Sebastián Pérez intenta disculparse

Onofre Miralles (Vox) se pone su chaquetón para marcharse del Pleno, mientras Sebastián Pérez intenta disculparse / J. J. M.

"Al final, lo importante, lo que se trabaja, queda silenciado". Uno de los miembros del gabinete del PSOE en el Ayuntamiento de Granada lamentaba así la situación que se vivió ayer en el pleno municipal, y eso que fue antes de que terminara. Porque cerca del final llegó el remate definitivo, un Folies Bergère que resumió una sesión plenaria que se presumía tensa, y que así fue aunque el detonante, curiosamente, se produjera durante un receso.

Sebastián Pérez (PP), primer teniente de alcalde, habló realmente poco durante el pleno, pero cuando le tocó hacerlo fue el protagonista absoluto, demostrando su dominio del escenario político como sólo lo dan los años de experiencia y situaciones tan particulares como la que vivió en la misma mañana de la investidura de Luis Salvador (Cs) como regidor.

El pleno ya se había entonado con el tempranero debate sobre el otorgamiento al alcalde de la representación efectiva en la Junta General de Emucesa, que se aprobó con los votos contrarios de Podemos-IU, en el debate de una cuestión formal que derivó en un escabroso relato de qué funciones de los trabajadores del cementerio van a ser ahora más caras. Por ejemplo, 100 euros más por la retirada de objetos personales, o casi 300 por quitar marcapasos por la legislación medioambiental.

También fue algo sucio el debate sobre la modificación de la ordenanza fiscal que regula la llamada tasa de basuras, que con el voto de calidad del alcalde (que resuelve en caso de empate, en este caso a 13), aprueba que desde ahora en el acceso a bonificaciones por este servicio se tenga en cuenta el Iprem (Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples) y no el Salario Mínimo Interprofesional.

José Antonio Huertas (Cs), concejal de Hacienda, defendió este cambio para evitar un "desequilibrio económico inasumible para el Ayuntamient"”, mientras que los grupos de izquierda incidieron en la injusticia social que supone este cambio. Un grupo de vecinos del Albaicín gritó "¡dimisión!" a Huertas.

Iba a bajar el nivel de carga con las concesiones de medallas y granadas de la ciudad, pero tan sólo fue el avance del lío. En el punto en el que se concedía el distintivo de oro a José Luis Barrales, el portavoz de Vox, Onofre Miralles, justificó el voto contrario de su formación en que el mérito de este empresario era "ser el peluquero del señor Sebastián Pérez". A esto contestó el popular con decepción: "Nunca esperaba de usted esa afirmación". El popular recordó su papel como creador de empleo e impulsor de la Semana Santa en los años 60.

Acto seguido, los miembros de la corporación municipal hicieron un receso para participar en la lectura de una declaración sobre la violencia contra las mujeres en la plaza del Carmen del que, por cierto, los dos concejales de Vox presentes no participaron.

Fue cuando en un corrillo privado entre Sebastián Pérez y Paco Cuenca (PSOE), el popular dijo "el soplapollas éste" en referencia a Miralles, que se encontraba a apenas dos metros en el lado contrario del salón. Miralles, que se quedó parado e incrédulo, se acercó a Pérez y Cuenca para cerciorarse de que lo que había escuchado era cierto, y se separó diciendo "este tío es imbécil".

Parecía no ir a más pero mientras todos los corporativos bajaban hacia la Plaza del Carmen para participar en el acto de protesta por la violencia contra las mujeres, Miralles, claramente enfadado, agarró del brazo a Pérez y le lanzó descalificaciones como "hijo de puta, subnormal o cabrón", según fuentes del PP. Esto sucedió en presencia de Paco Cuenca, Manolo Olivares y la jefa de gabinete popular Eva Vilchez, que trataron de calmarle.

Sebastián Pérez dijo que Onofre Miralles era un “soplapollas” y este le llamó “hijo de puta” durante un receso

A la vuelta al Salón de Plenos, y tras varias consultas telefónicas, en su turno de palabra, Miralles se disculpó ante los corporativos y anunció que su grupo abandonaba la sesión porque "no es permisible recibir un insulto" por una opinión vertida durante el pleno.

Luis Salvador trató de evitar que Miralles y Mónica Rodríguez cumplieran su bravata, ya que entonces se quedaban en minoría en el pleno. Sebastián Pérez tomó la palabra y defendió que era una conversación privada con Paco Cuenca, y que de haber dicho ese insulto durante la sesión "no tendrá problema" en disculparse y que "constara en acta".

Antonio Cambril, con la taza que le regaló Sebastián Pérez Antonio Cambril, con la taza que le regaló Sebastián Pérez

Antonio Cambril, con la taza que le regaló Sebastián Pérez / J. J. M.

A su vez dijo, mientras Miralles se ponía el chaquetón, que "si alguna de las palabras que yo he manifestado con el señor Cuenca no le ha agradado, yo lo lamento y pido disculpas". Aún así, los dos ediles de Vox presentes (Beatriz Sánchez Agustino está ausente por el fallecimiento de su madre –se guardó un minuto de silencio antes de la sesión–) se fueron del Salón.

Pero tras cinco minutos fuera, ambos volvieron para que continuara de forma normal la sesión. Al regreso, Miralles dejó claro que Sebastián Pérez no le pidió "disculpas expresamente", y que se sentaron de nuevo en sus puestos por las que le dio el propio Luis Salvador.

Tras esto, el pleno bajó de revoluciones. Fue menos tenso de lo esperado el debate de la moción de Vox para que el Ayuntamiento repruebe a los políticos del PSOE condenados por el caso de los ERE, y que la Junta los nombre como personas non gratas, que salió adelante con los votos de PP, Cs y Vox, la abstención de UP, y la lógica negativa del PSOE.

El último capítulo tuvo, de nuevo, como protagonista a Sebastián Pérez, en una airada, pero a la vez cómica formulación y contestación a pregunta de Antonio Cambril (UP). Todo porque aún colea la cena que se ofreció a una cofradía en el patio del Ayuntamiento a finales de octubre. Cambril recriminó los riesgos, el incumplimiento de las normas y el gasto generado por el ágape celebrado con motivo del Congreso Nacional de Hermandades del Huerto de los Olivos, a lo que Pérez se defendió con que "jamás se ha cedido el patio del Ayuntamiento para realizar eventos privados".

Entonces, el popular sacó su lado más 'showman'. "No cabe duda de que estamos en Black Friday. Podría ser muy ácido pero no me apetece a estas horas del día, que me han controlado la siesta [eran poco más de las tres de la tarde en ese momento] y hasta el peluquero [en referencia al episodio con Onofre Miralles]".

Así que recordó que cuando Cambril dirigía La Opinión de Granada se celebró un ágape en el Ayuntamiento con el director de Prensa Ibérica, a lo que Cambril, sin turno de palabra, gesticulaba mientras decía que eso era "mentira". Para zanjar la discusión, que despertó las carcajadas de los munícipes, Pérez le regaló al portavoz de izquierdas la taza conmemorativa del Congreso y de aquella cena, que Cambril aceptó. "Yo también quiero una”, espetó el socialista Miguel Ángel Madrid, a lo que Pérez sentenció: "Pues tendrán que repartírsela".

Política local entre barro, tangana y sátira. El próximo episodio, en el pleno del 20 de diciembre.

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